ARGENTINA: TIEMPO DE RELATO, DERECHOS HUMANOS Y JUICIO POLITICO

 Por Eduardo Menescaldi

La Argentina 2023, año electoral, conjuga una ensalada de temas que en este enero que ingresó en sus últimos días da mucho para hablar, comentar y degustar.

Hay temas que se repiten en forma inveterada desde siempre en estas cuatro décadas de democracia, y que todavía el sistema no ha podido resolver por distintas causas: léase pobreza, inseguridad, desocupación, inflación, educación...

Siempre se ha dicho que no se entiende que un país que puede alimentar con sus recursos a 400 millones de habitantes no pueda satisfacer las necesidades de un territorio que tiene algo más del 10 por ciento de esa cifra, con una pobreza que orilla el 40 por ciento y una inflación que pegó en el poste en el arco de los tres dígitos.

Así las cosas, vale recordar que hubo que superar la pandemia por el Covid, con una política irregular para enfrentar la situación, apostando al encierro obligatorio, con amenazas de sanciones, a pesar de que pronto se descubrió que el poder celebraba un cumpleaños en la quinta de Olivos, o que a la hora de la vacunación, había privilegiados, que se aprovechaban de su situación en la órbita del poder para recibir la inoculación, mientras miles de argentinos quedaban en el camino por el Covid.

Pero este año 2023, el tercero de la cuarta edición del kirchnerismo en el poder, agrega una serie de condimentos a una ensalada política que ocupa y preocupa.

De pronto, el primer día del año, en lugar de decir Feliz 2023, el presidente de la Nación anunció que desde el Poder Ejecutivo se lanzaba un proyecto para promover el juicio político a los cuatro integrantes del máximo tribunal de justicia del país. Se arguía mal desempeño en el ejercicio de sus funciones, cuando la realidad, que es la única verdad, enseñaba que se trataba de una maniobra presidencial con el objetivo primario de satisfacer la voracidad judicial de la vicepresidenta, quien no conforme con su condena de seis años por la causa vialidad y la corrupción -una condena que llegó después de un juicio en el que la avalancha de pruebas que se presentaron superó todos los límites- decidió tomar revancha y comenzar con el argumento de que la vice está proscripta, algo que no es cierto y que ha sido perseguida, en el marco de la teoría del lawfare.

Todos los indicios aseguran que las sesiones que llevará adelante desde el jueves la Comisión de Juicio Político serán una puesta en escena, con el objetivo de embarrar la cancha y poner a los magistrados contra las cuerdas. Porque no se puede invadir el terreno de otro poder en un sistema democrático y republicano que tiene su base en la división de poderes.

El periodista Joaquín Morales Solá sostiene en su comentario de hoy domingo en el diario La Nación que ese juicio es improcedente y que muere antes de nacer. Claro que eso no quita que el kircherismo, a través de sus espadas más filosas como los diputados Leopoldo Moreau y Rodolfo Tailhade, ligados con los servicios de inteligencia, intente lastimar a los magistrados y obligarlos a sentirse vulnerables.

Los constitucionalistas coinciden en que este juicio no tiene basamento jurídico. Así, mientras Daniel Sabsay destaca que es una puesta en escena y mucho jueguito para la tribuna, su colega Andrés Gil Domínguez reconoce que es un instrumento que da la Constitución, aunque no existen razones o fundamentos como para creer que los magistrados puedan ser sometidos a ese juicio. Incluso asegura que los cortesanos van a salir reforzados de la situación.

MADURO-DIAZ CANEL

Enero tendrá también la reunión de CELAC el próximo martes. Se trata de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, con la presencia de presidentes de países de la región. A la llegada del flamante primer magistrado de Brasil, en su tercera presidencia, Lula Da Silva -dicen que se va a reunir también con la vicepresidenta-, hay que sumar la visita de personajes indeseables porque comandan países en los que son violados los derechos humanos. El caso más emblemático y preocupante es el de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. Su presencia determina que haya venezolanos que huyeron de su país por la falta de libertad y las torturas que se van a manifestar contra Maduro. Incluso hay algún pedido de citación a Maduro por sus causas judiciales. Hasta la titualr del PRO, Patricia Bullrich, ha pedido que sea detenido apenas aterrice en Ezeiza.

También estará Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, otro país que como en Venezuela no respeta los derechos humanos, persigue a los opositores, coopta la prensa y la justicia.

Eso mismo ocurre en Nicaragua -allí los candidatos opositores son apresados por el presidente Daniel Ortega- pero Ortega no estará en el encuentro de CELAC, aunque podría llegar su esposa vicepresidenta.

Desde la oposición en nuestro país se han emitido comunicados, repudiando la llegada de estos personajes siniestros, que mucho mal le hacen al sistema democrático.

De todas maneras, el presidente argentino, Alberto Fernández, ha dicho que recibirá a Nicolás Maduro, redoblando la apuesta por lo que significa su presencia en el país.

Como si esto no alcanzara para agitar las aguas y abrir aun mas la grieta entre oficialismo y oposición, se conoció que el gobierno nacional va a utilizar a la Organización de las Naciones Unidas para atacar los juicios a la vicepresidenta Cristina Kirchner por corrupción.

Hay un documento del gobierno kirchnerista que será presentado mañana en Ginebra por el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla. Ahí se dice que CFK es víctima del lawfare y que es perseguida por la justicia, los medios de comunicación y sectores empresarios "que buscan proscribirla como candidata".

La oposición criticó ese informe y lo calificó de un papelón del gobierno nacional.

Evidentemente, se va a vivir un martes muy particular en la Argentina. Maduro y Díaz Canel en la Argentina constituyen una afrenta al sistema democrático.  Sin embargo el gobierno kirchnerista utiliza el argumento de que aqui la justicia ataca los derechos humanos, y olvida olímpicamente lo que han publicado los informes internacionales sobre los derechos humanos en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Enero del año electoral 2023. El relato en su más profunda expresión y la grieta alimentada por doquier. 

Comentarios