TIEMPO DE LA DEMOCRACIA: SEÑORA DE CUATRO DECADAS...

 Desde el pasado 10 de diciembre, la democracia comenzó a transitar sus primeras cuatro décadas. Aquel 10 de diciembre de 1983 volvió el sistema, con el presidente Raúl Alfonsín, electo el 30 de octubre de ese mismo año, cuando el radicalismo le ganó los comicios al justicialismo, que encabezaba Italo Luder.

En esta oportunidad, "la señora de las cuatro décadas", sigue siendo el mejor y único sistema de gobierno que mejor nos viene a los argentinos, por más que en muchos casos no hayan resuelto los problemas que afectan al país, de norte a sur y de este a oeste.

Alfonsín ante multitudes rezaba el preámbulo de la Constitución nacional y señalaba que el sueño era lograr que con la democracia se pueda comer, sanar, vivir, disfrutar, etcétera.

Los tiempos le dieron la razón en lo político -Alfonsín fue el gran padre de la democracia y su mayor logro fue el juicio a los militares de las juntas, con las respectivas condenas por delitos de lesa humanidad- y quedaron para resolver las cuestiones económicas, que en el caso del presidente radical terminaron por obligarlo a entregar el poder al sucesor, Carlos Menem, meses antes de la conclusión del mandato.

A lo largo de estas cuatro décadas la democracia vivió todos los climas. Sin embargo, el económico se transformó en el gran talón de Aquiles. De lo contrario no se entendería que hoy, en los fines del 2022, la pobreza sea el déficit más sensible del sistema. Aunque, no se trata de juzgar al sistema sino a los que fueron elegidos para instrumentarlo, léase los gobiernos.

La realidad, que es la única verdad -un lema que el general Perón tomó de los filósofos griegos- marcó con señales evidentes que en lugar de buscar las fórmulas para reducir ese mal, apostaron a otras que a la largo determinaron el crecimiento de la pobreza. Es decir, la pobreza como una industria que solo se encarga de producir más... POBRES.

El actual gobierno -de Alberto Fernández y Cristina Fernández- (lo reconoció el propio presidente en la nota con Jorge Fontevecchia en el diario Perfil, al decir que este es el gobierno de él y... de Cristina)- tiene todavía casi doce meses de poder, que tendrá que atravesar de la mejor forma posible. 

Esta democracia, con todos sus vaivenes, sus males y sus bienes, no solo fueron juzgados los militares de las juntas por sus crímes, sino que también se hizo con los jueces, que con la independencia que significa ese poder se atrevieron a condenar a una vicepresidenta en ejercicio (además de otros ex funcionarios) por la corrupción, la defraudación al Estado y el apropiamiento del erario público. Es tan positiva la acción democrática, basada en la división de poderes, que ni el propio Ejecutivo pudo evitarlo, por más que desde el vamos CFK dijo que designaba a Alberto para zafar de la acción de la justicia. Una justicia que actuó como correspondía y condenó a quien le dio múltiples pruebas de culpabilidad, por más que pretendan los adláteres de la jefa suponer que hubo condena sin pruebas, cuando el juicio comenzó con denuncias en el 2008, con participación de jueces y fiscales que en su gran mayoría fue elegidos por el propio Ejecutivo kirchnerista.

La democracia tendría que tomar cartas en el asunto y en todo caso el año 2023 será una nueva oportunidad para que el soberano, en las urnas, se encargue de ordenar las cosas y hacer viable el sistema, que pese a todo sigue siendo el mejor de todos, por más que aquellos que se aprovechan de ella y del poder presuman de servirse de él y no cumplir con la obligación que les dan los que los votan: servir a todos  para que mejore su calidad de vida.

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