SE VIENE EL 2023: UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO Y VOLVER A ILUSIONAR...

Por Eduardo Menescaldi

Esta medianoche será una nueva edición del cambio de año. Atrás quedará el 2022 y con toda su ilusión a cuestas se pondrá el traje nuevo el 2023.

A la hora de hacer un balance del año que dice adiós e imaginar lo que puede significar el nuevo, vale decir que hay una bocanada de aire fresco que permita abrir la puerta para volver a ilusionar.

No ha sido la política, tampoco la economía, mucho menos la seguridad o la justicia la que permite realizar esta expresión. 
Ha sido el fútbol, con toda la magnitud del título mundial que el pasado 18 de diciembre en Qatar logró la selección argentina.

Los valores que puso en cancha el equipo conducido por Lionel Scaloni, y con la gran figura de su capitán, Lionel Messi, fueron fundamentales para jutificar esa bocanada de aire fresco que se respiró esos días y que tuvo su explosión el día en que los futbolistas y el cuerpo técnico desfilaron desde Ezeiza hacia la Capital. No se pudo lograr el objetivo porque una multitud, que superó todas las expectativas -se habló de varios millones de personas- quiso celebrar con los campeones y por supuesto se rompieron tadas las barreras y se hizo imposible que el micro que los trasladaba llegara a destino. Hubo que cambiar el plan, recurrir a los helicópteros para "rescatar"a los campeones. De todas maneras, frente a semejante multitud no hubo que lamentar víctimas, mas allá de pequeños episodios, lamentables por cierto, cometidos por los inadaptados de siempre.

Sin embargo, durante horas un pueblo feliz, que llegó desde distintos lugares cubrió el trayecto desde Ezeiza a la Capital, sobre todo en las autopistas aledañas a la 9 de Julio, dio una clase magistral de buen comportamiento. No hubo banderías políticas, tampoco aprovechamiento partidario, eran gentes de todas las religiones, pensamientos, clases sociales, etcétera que quisieron premiar con su presencia y saludar a quienes tan lejos demostraron que con sentido de equipo, planificación, esfuerzo, sacrificio y con un objetivo común llegaron a lo más alto del certamen.

Cuando la política quiso aprovecharse de la coyuntura, la respuesta fue contundente. No fueron los jugadores y el cuerpo técnico a la Casa de Gobierno, pese a las presiones y los aprietes, el logro era de todos los argentinos y la celebración también con todos los argentinos.

Después cada futbolista regresó a su lugar de nacimiento y recibió el festejo de la gente de su localidad, desde la Pujato santafesina del técnico Scaloni a la Calchín, cordobesa de Julián Alvarez, Rosario con Lionel Messi, Angel Di María y Angel Correa, Almirante Brown con Nicolás Tagliafico, etcétera, etcétera.

El ejemplo de la Selección tuvo la posibilidad de dar una alegría  sin grieta a todos los argentinos, que aunque sea por un rato olvidó los problemas de siempre -inseguridad, ocupación, justicia, inflación, etcétera- y fue feliz. Al día siguiente de los festejos se volvió a vivir la normalidad, con los todos los problemas de cada día, sin embargo por un momento se olvidó ese lastre y se pudo entender que hay un método capaz de cambiar el destino de todos. El 2023 llega con esa bocanada de aire fresco y la posibilidad de que todos puedan volver a ilusionar...

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