Después de la victoria sobre Croacia 3 a 0 de la selección argentina, que le permitió al Albiceleste llegar a la final del mundial de Qatar 2022, han adquirido tremenda realidad las expresiones de una popular publicidad que se pasó hablando de las coincidencias entre este y 1986 cuando la Argentina ganó el título en México.
Aquella selección 86, que dirigia el doctor Carlos Bilardo y que tenía a Diego Maradona como la gran estrella, se fue del país con poca repercusión. Muy pocos creían en sus posibilidades, a tal punto que días antes del mundial hubo una movida desde el gobierno del presidente Raúl Alfonsín para tratar de cambiar al cuerpo técnico. No prosperó la movida, de todas maneras los medios dijeron que esa selección de muy pocos iba a México con pocas expectativas. Hasta se hablaba de quedar afuera del mundial en primera vuelta.
No fue así. La selección del Cabezón Ruggeri, el Vasco Olarticoechea, Jorge Burruchaga, Jorge Valdano, el tano Giusti, el negro Enrique entre otros y, fundamentalmente, Diego Maradona, fue escalando posiciones y ganó la gran final 3 a 2 a Alemania.
La selección de los Lionel, Scaloni el técnico y Messi, la gran figura, también se fue con pocas expectativas, aunque ostentaba el título de campeón de América y la friolera de 36 partidos sin perder. Y en forma increíble llegó la derrota ante el rival menos pensado, Arabia Saudita.
Hubo algo de conmoción y preocupación, porque se sabía que los siguientes partidos con México y Polonia se convertían en esenciales para seguir en carrera. Argentina los ganó con las primeras apariciones de Lionel Messi.
De ahí en más este equipo fue escalando posiciones. Le ganó a Australia, no sin sufrimiento, después a Holanda también con suspenso, porque hubo tiempo suplementario y penales, y aquí apareció la jerarquía del arquero Dibu Martínez.
Así llegó a la semifinal de ayer, y apareció el equipo en toda su dimensión. Porque ganó, gustó y goleó a un rival que a priori aparecía muy difícil. Sin embargo, se logró el pase a la final con mucha mayor tranquilidad que lo que se pensaba.
El domingo será la gran final y como en el 86 -un torneo que recuerdo con especial emoción, porque mi hija Florencia nació tres días antes del título- Argentina juega por el cetro ante un adversario, presumiblemente Francia, a pesar de que no hay que menospreciar al sorprendente Marruecos.
De todas maneras, más allá del resultado final del partido del domingo, este equipo como el del 86 comenzó siendo de pocos y con el paso de los partidos terminó como el equipo de todos.
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