LA DIOCESIS DE QUILMES CELEBRO EL DIA DE SU PATRONA

 La diócesis de Quilmes celebró su fiesta patronal en el día de la Inmaculada Concepión de la Virgen Maria. La misa central fue en la iglesia catedral y estuvo presidida por el obispo, monseñor Carlos José Tissera.

En su homilía el obispo recordó que "hoy queremos honrar a María, rodearla de nuestro cariño de hijos e hijas, suplicándole por toda nuestra Iglesia diocesana. Dándole gracias por tantos beneficios espirituales. Queremos agradecerle la ayuda que nos  brindará en nuestro servicio pastoral el padre Eduardo Gonzalo Redondo, obispo auxiliar electo.

"Hoy queremos traer a la Virgen María las necesidades de nuestro pueblo que peregrina en esta porción de la Iglesia. Confiarle a ella nuestro camino sinodal para poder llevar la alegría del Evangelio a nuestras hermanas y hermanos de estos tres distritos: Quilmes, Florencio Varela y Berazategui, con el estilo de Jesús.

"Por eso invito a todos a hacer esta oración a la Virgen, parafraseando la plegaria que hoyu le dirigió el Papa Francisco en Roma:

Madre nuestra Inmaculada,

hoy el pueblo de Quilmes se reúne en torno a ti.
Las flores puestas ante ti, por tantas realidades de la ciudad

expresan su amor y devoción por ti,

que velas por todos nosotros.

Y también ves y acoges esas flores invisibles

que son tantas invocaciones, tantas súplicas silenciosas,

a veces, sofocadas, ocultas, pero no para ti que eres Madre.

Después de hacerlo por dos años con algunas restricciones,

debido a la pandemia

te traigo las súplicas de todos tus hijos, cercanos y lejanos.

Tu, desde el cielo, donde Dios te ha recibido,

ves las cosas de la tierra mucho mejor que nosotros.

Pero como Madre, escuchas nuesteras invocaciones

para presentárselas a tu Hijo, a su Corazón lleno de misericordia.

En primer lugar, te traigo el amor filial de innumerables hombres y mujeres,

no solo cristianos, que te tienen una gran gratitud, por tu belleza,

toda gracia y humildad.Porque en medio de tantas nubes oscuras,

 tu eres un signo de esperanza y consuelo.

Te traigo la sonrisa de los niños, que aprenden tu nombre delante de tu imagen,

en brazos de sus padres y abuelas, ymempiezan a conocer que tienen una Madre en el cielo.

Y cuando en la vida sucede que esas sonrisas dan paso a las lágrimas

qué importante es haberte conocido, haber tenido el don de tu maternidad.

Te traigo la gratitud de los mayores y los ancinos. Una gratitud acorde con sus vidas,

tejidas de recuerdos, alegrías y dolores. De logros que saaben bien que los han conseguido

con tu ayuda: sosteniendo sus manos en la tuya.

"En particular te confío a las parejas jóvenes

para que mirándote a ti y a San José

afronten la vida con valentía confiando en la providencia de Dios.

Te traigo los sueños y las ansias de los jóvenes, abiertos al futuro, 

pero frenados por una cultura rica en cosas pero pobre en valores.

Una cultura saturada de información y deficiente en educación,

persuasiva en engañar y despiadada al decepcionar.

Te encomiendo especialmente a los jóvenes, los más afectados por la pandemia,

para que pueda puedan reanudar lentamente, agitar y desplegar sus alas,

y redescubrir el sabor de volar alto.

Virgen Inmaculada, hoy hubiera gustado traerte la acción de gracias del pueblo ucraniano.

Pero debo presentarte, en cambio, la súplica de los niños, de los ancianos, de los padres y de las madres, de los jóvenes de esa tierra martirizada, que sufre tanto.

En verdad, todos sabemos que tu estas con todos los que sufren, así como estuviste junto a la cruz de tu Hijo.

!Gracias Madre nuestra!

Mirándote a ti, que estás libre de pecado, 

que podamos seguir creyendo y esperando.

Que sobre el odio prevalezca el amor.

Que sobre la mentira prevalezca la verdad.

Que sobre la ofensa prevalezca el eprdón.

Que sobre la guerra prevalezca la paz.

Así sea.

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