LA DESOBEDIENCIA A LA CORTE Y LA SITUACION DEL PRESIDENTE

 La decisión del presidente de la Nación de no acatar el fallo de la Corte Suprema para devolver la coparticipación a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha puesto a Alberto Fernández al borde del abismo.

Siguen surgiendo presentaciones en los tribunales para pedir el juicio político al titular del Poder Ejecutivo, desde la Facultad de Derecho se ha pedido que sea suspendido como profesor de esa casa de altos estudios, las distintas agrupaciones políticas de la oposición suman sus críticas y reclaman el respeto por la Constitución.

Evidentemente está en serio peligro la República. No se respeta el principio de división de poderes y el Ejecutivo se alza contra las instituciones.

La Suprema Corte de Justicia es el tribunal mayor en la pirámide de la justicia y sus fallos deben ser cumplidos. Por eso sorprende ingratamente la decisión de Alberto Fernández, sin duda presionado por su socia y verdadera conductora del Poder Ejecutivo, Cristina Fernández, que han puesto al país en peligro.

Después de la euforia del título mundial de fútbol, con cinco millones de personas dispuestas a festejar a los campeones, esta decisión del primer mandatario se da de patadas con el espíritu de la República. En un país normal la gente común debería salir a manifestarse de igual manera para pedir que se respeten las instituciones y sobre todo la Constitución nacional, a la que todos los funcionarios juraron respetar.

Ojalá que los Fernández se den cuenta que están atentando contra la República y dejen de lado sus mezquindades para mostrarse como defensores del estado de Derecho y no pateadores de la Constitución.

El presidente debe entender que su actitud pone en ascuas la seguridad jurídica, se traduce en la preocupación de las empresas norteamericanas que operan en el país y el dólar blue responde con un alza importante para llegar hoy a los 340 pesos, que podrán seguir subiendo si la incertidumbre sigue presente. Para colmo el martes habrá un acto en Avellaneda con la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien seguramente le echará más nafta al fuego.

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