LA ARGENTINA AL PALO: LA FINAL DEL MUNDO Y UN SUEÑO SIN GRIETA

Eduardo Menescaldi

 Solo el fútbol, al menos en Argentina, logra lo que no pueden conseguir los que mandan. Por un rato se olvidan todos los problemas, se unen los corazones y los millones de compatriotas, aquí y en todo el mundo  se mueven al conjuro de su selección.

El técnico Lionel Scaloni, el capitán y líder, Lionel Messi, y un total de 26 muchachos que en Qatar están haciendo toda la fuerza para doblegar a la poderosa Francia, que defiende el título logrado hace cuatro años en Rusia.

Por esas cosas de los horarios, distancias, etcétera, incluso climas porque el mundial se jugó entre el 20 de noviembre y la gran final de mañana al mediodía argentina, la batalla decisiva se disputa a la hora del almuerzo.

Una especie de excusa familiar para sumar cábalas, repetir estrategias, soñar con un resultado favorable y terminar festejando desde la hora de la sobremesa dominical.

La selección 2022 comenzó con un traspié, ese tan habitual que pone a los argentinos al borde de la grieta. Porque fueron muchos los que dejaron llevar por el escepticismo de una derrota.. en el primer partido y ante el rival menos pensado, Arabia Saudita, y hablaron de eliminación en primera vuelta, algunos quisieron remedar al Jettatore de Gregorio de Laferrere para tildar de esa condición al ex presidente Mauricio Macri, presente en Qatar, como titular de la Fundación FIFA. Hasta llegaron a querer juntar firmas para que Macri no estuviera en el segundo partido con México.

El encuentro con los aztecas tuvo lo suyo. Después de un comienzo cerrado y oscuro, la llave de la victoria la mostró Lionel Messi y se ganó el primer encuentro. Fue el inicio de una serie de victorias, que fueron haciendo crecer la figura del gran capitán y dejando entrever los aciertos del joven técnico Scaloni, por más que apelara a distintos cambios.

Hubo un sacudón ante Australia, porque la diferencia futbolística favorable a nuestra selección fue mucho mayor en méritos que el magro 2 a 1, incluso con la aparición el arquero Dibu Martínez en el minuto final. Para eso está el arquero, que volvió a destacarse en el encuentro con Holanda, hoy Países Bajos, que también debió ganarse con holgura y que obligó a un alargue por ese gol del empate del europeo en el décimo minuto de descuento, que dio el impresentable árbitro español Lahoz. Otra vez el arquero, esta vez en los penales, dijo presente en dos ocasiones.

El salto a semifinales dejó una cuota de preocupación porque enfrente estaba el último subcampeón mundial, Croacia. Sin embargo, cosas del destino y del equipo, Argentina ganó, gustó, goleó y llegó a esta final de mañana con total justicia.

Enfrente estará esta Francia del velocista Mbappé, los efectivos Griezman y Giroud... y el pragmatismo de quien como campeón defiende su cetro: llega poco pero cuando lo hace es letal.

A esta propuesta deberá oponer Argentina la gran virtud que mostró el equipo en este camino en ascenso, el equilibrio, la contundencia y el espíritu mosquetero de todos para uno y uno para todos, lógicamente con el enorme momento de Lionel Messi, que a los 35 sabe que es su última oportunidad de alzar un título mundial y que espera responder a ese desafío.

Más allá del resultado, ojalá favorable, el equipo argentino dio una lección para muchos. Logró unir a los argentinos, saltar la grieta (ya nadie habla de Macri mufa o barbaridades de esa índole) y aunque sea por un rato junta a todos.... Ya habrá tiempo, como canta el Nano Serrat, para que el pobre vuelva a su pobreza, el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas... Será el momento en que habrá que bajar la cuesta porque allá arriba se terminó la fiesta.

Mientras, con todo el significado del término, se juega la final del mundo y Argentina alienta un sueño que pudo superar la grieta.

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