Alberto Fernández, sin duda, será recordado por los historiadores como el presidente capaz de cambiar de opinión todos los días o incluso dentro del mismo día.
También será referido como el que comenzó de una manera y terminó de otra. Hoy, por ejemplo, en una visita a Santiago del Estero, volvió a pegarle a la ciudad de Buenos Aires, a la que califica de opulenta, aunque el siempre vivió en ese distrito, es hincha de un equipo de un barrio de CABA, como La Paternal y solía ocupar un departamento en Puerto Madero que le prestaba el dirigente Pepe Albistur, pareja de su ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz.
Evidentemente, un presidente con mil caras, que se adapta a las circunstancias y que comenzó enterándose de que iba a ser candidato porque su socia, Cristina Kirchner, lo eligió a dedo y por twitter. Con el tiempo esa sociedad tuvo buenas y malas, relaciones ríspidas y de las otras, y hoy curiosamente habla en el norte del país cuando su socia está preparando su discurso para esta tarde-noche en Avellaneda.
Quedarán los Fernández para la historia en un país campeón del mundo de fútbol, pero también en inflación, inseguridad, grieta, etcétera.
¿QUIEN TIENE AGUA?
"Fíjense a donde llega la desigualdad" dijo el presidente Fernández en Santiago del Estero. "Porque aquí en el norte nadie discute por ampliar el subte sino por tener agua".
Curiosa mirada del presidente cuando en el norte del país, en la mayoría de las provincias, siempre gobernó el peronismo. Y si no hay agua en Chaco o en Santiago del Estero, no es culpa de Horacio Rodríguez Larreta sino de los Capitanich, los Zamora, los Juárez en su momento... Y lo mismo podría decirse del principal distrito del Conurbano, La Matanza, con cuatro décadas de gobiernos peronistas, y con los mismo problemas de falta de cloacas, agua potable, pavimentación, etcétera.
Por todo ello, Fernández tendrá que mirarse al espejo el día en que tenga que dejar el poder y preguntarse qué hicimos (los Fernández) para mejorar la calidad de vida de los argentinos...
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