Eduardo Menescaldi
Alguna vez el presidente de la Nación tendrá que mirarse al espejo y pregunarse cuál de todos es el verdadero. Si es aquel que criticaba duramente a su socia, Cristina Kirchner, y ensalzaba a la Suprema Corte por la jerarquía de sus integrantes, agregando que era un poder aparte, o es este que sin ponerse colorado habla pestes de un fallo del alto tribunal y con el apoyo de los goberandores peronistas infla el pecho y desafía a esa Corte.
Todos los conocedores y entendidos del Derecho han repudiado de distinta manera la decisión del gobierno nacional de desobedecer un fallo de la Corte e incluso han dicho que a partir de ahora podría correr peligro el acatamiento de las normas. ¿Qué pasaría si el público con el mismo criterio decidiera dejar de pagar impuestos?
Así las cosas, para endurecer la situación se espera que el martes en Avellaneda ,con el intendente y ex integrante del gabinete de Alberto Fernández, Jorge Ferraresi, reaparezca CFK para jugar al juego al que mejor juega: pegarle a la justicia, al periodismo, a la sinarquía internacional, etcétera.
Fernández, Alberto, se mueve como pelele de CFK y por eso, aunque en lo más profundo de su corazón no comparta lo que hace, se anima a tirar a los perros toda su carrera en la justicia y su gestión como docente de la facultad de Derecho. Por eso el martes en Avellaneda estará Ella, con la bronca y la toxicidad de siempre, dispuesta a creer dueña del poder y del destino de los argentinos, mucho más cuando fue condenada a 6 años de prisión por defraudación al erario.
Así las cosas en medio del mensaje de Navidad, que habla de paz y amor, el martes ya se habrá olvidado, como parece también haber quedado atrás el título mundial de fútbol, la semana que comienza mañana volverá a teñirse de odio, una palabra de cuatro letras que el kircherismo repite con devoción.
¿Qué hará la oposición ante el nuevo panorama, ahora complicado con la desobediencia del Ejecutivo de la decisión del máximo tribunal de Justicia? El jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, fue duro al definir que Fernández pone a la República al borde del abismo. Asimismo, comienzan a llover denuncias penales contra el presidente, los gobernadores y la vicepresidenta.
Argentina está transitando sus cuatro décadas desde el regreso de la democracia, y lamentablemente sigue sin responder a la solución de los principales problemas -desocupación, inseguridad, pobreza, trabajo, etcétera- para meterse en el barro de la lucha de los poderes, con barquinazos hacia la anarquía, la anomia y todo lo que no debe haber en este sistema.
Frente a todo esta panorama, el periodismo debe cumplir un rol fundamental. Con la única herramienta válida, la verdad, decir al soberano lo que realmente pasa y no lo que algunos pretenden que se diga, en muchos casos con la seducción de las pautas.
Hubo cinco millones de personas unidas por la gesta de la Selección nacional. Ojalá pueda haber esa cantidad o mucho más para reclamar a los responsables que respondan a sus inquietudes y dejen de mirarse el ombligo.
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