ARGENTINA Y LA PRETENDIDA INTENCION DE SER ESPEJO DE BRASIL

 

Por Eduardo Menescaldi

Los editoriales del periodista Carlos Pagni de los lunes en La Nación+, en su programa Odisea Argentina, constituyen íconos de trazado ejemplar de la situación socio política y cultural del país.

Cada lunes aporta su impronta y lleva al espectador a profundizar reflexiones, para saber a ciencia cierta lo que pasa en esta Argentina de ya noviembre de 2022, cuando se acercan los días del mundial de Qatar, que se sabe en un país futbolero como el nuestro tienen su enorme repercusión.

En el caso del editorial del último lunes lo tituló Espejo de Brasil, con el resultado de las elecciones en el país vecino, que marcaron la vuelta de Lula da Silva al poder, con un victoria exigua -menos de dos puntos- sobre el actual presidente, Jair Bolsonaro, quien todavía a tres días de los comicios no publicó el reconocimiento del triunfo de su contrincante. Solo habló unos tres minutos para decir que sigue fiel a la Constitución y en la defensa de la democracia. Pero, al mejor estilo de Cristina Kirchner, cuando perdió con Mauricio Macri, no quiso reconocer el resultado y menos felicitar al ganador.

Así las cosas, Pagni comentó que en el gobierno argentino la victoria del "amigo Lula" se tomó como propia, por aquello del espejo de Brasil, aunque aclaró el editorialista que desde acá se pretendía mirarse en el espejo del otro, como si Alberto Fernández y compañía hubieran incidido en la definición. Así, rápidamente el presidente argentino y una nutrida comitiva salieron de excursión aérea a Brasil para felicitar en vivo al ganador.

Se lo vio sonriente a Alberto Fernández, saludando efusivamente y tocando a Lula, como diciéndole !Ganaste... papá! o en el inconsciente, podría ser algo así como "ganamos... la patria grande".

Fernández quiso adelantarse a su socia y hoy esquiva Cristina Fernández, para saludar a Lula, aunque no tuve en cuenta que ella, como siempre, se adelantó y el día anterior ya había enviado a través de su emisario Wado de Pedro un gorrito con las iniciales CFK 2023, que alguien le arrimó al presidente electo, y se la colocó con una sonrisa.

Eso de mirarse en el espejo de Brasil, tan propio del kirchnerismo, al mejor saber y entender de Pagni resulta poco creíble, cuando las realidades de ambos países son muy diferentes. En Brasil está la grieta a flor de piel -solo 1,8 puntos separaron a los dos candidatos, una cifra exigua teniendo en cuenta que fueron cinco en la primera vuelta y que durante la campaña se hablaba de más de diez puntos- pero la situación económica es mucho mejor, con una inflación anual menor a 7 puntos (los que aquí se dan por mes) y con cifras de deflación en los últimos tres meses.

Los temas que aquí preocupan o debieran hacerlo son la desocupación, el desempleo, las dádivas, los planes, la inseguridad... En este último asunto la cosa está que arde, después del asesinato del empresario Blaquier en la Panamericana y con los robos, hurtos y demás variantes delictuales que acosan a la provincia de Buenos Aires, y que muestran un silencio que aturde del gobernador Axel Kicillof, que sí tiene tiempo para festejar la vuelta de Luna pero que no dice nada de la inseguridad en su provincia (un periodista dijo ayer que en el Conurbano hay un hecho delictual cada dos minutos).

Frente al panorama descripto parece que hay un sector de la dirigencia que hace la vista gorda. El oficialismo pretende instalar como tema la suspensión de las PASO, y así aparece el ministro del Interior queriendo justificar la decisión -"hay que convencer al presidente Fernández" proclama- y hasta se anima a imaginar la supresión de las elecciones de medio término, olvidando que para ello se necesita reformar la Constitución, que en su artículo 50 es clara en esta cuestión.

Siguiendo con el oficialismo, se anuncia con bombos y platillos el acto que hará al UOM el próximo viernes, con la invitación especial a la vicepresidenta, quien hablará por primera vez después del atentado del 1 de setiembre. Y se sabe que cada vez que CFK toma el micrófono, puede arder Troya, máxime ahora que está cada vez más cerca el fallo del tribunal que la juzga por la causa Vialidad y la corrupción.

Además también, como no podía ser de otra manera, el hijo, Máximo, estará presidiendo el sábado un acto del Partido Justicialista, y su palabra seguramente irá en consonancia con lo que diga su madre, más la presencia de la Cámpora, hoy alentando por las redes que no se compren productos cuyos aumentos sean superiores a la inflación, con el agregado que se fomenta la denuncia a "esos comerciantes inescrupulosos...". Hasta la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, se suma a esta campaña que hace recordar al peronismo de los 50 y su persecución a los comerciantes.

LA OPOSICION

Si el mar de fondo está encrespado en las aguas oficialistas, que esperan con mucha ansiedad que empiece el mundial de fútbol, qué decir de la oposición, que parece estar metiéndose en el partido que mejor juega el kirchnerismo.

De pronto estallan los aliados de Juntos por el Cambio o incluso hay peleas entre pares de un mismo partido. El choque Patricia Bullrich-Felipe Miguel, con expresiones muy duras y preocupantes es una muestra. Lilita Carrió que dice que está alerta y agrega que si fuera necesario será candidata.

El universo Macri-Larreta, la posición de Jorge Macri, el silencio de Facundo Manes, el acto radical de homenaje a Alfonsín al cumplirse 39 años de la elección de 1983 son algunos elementos picantes que le agregan más condimentos a una ensalada que no le hace bien a la oposición, sobre todo porque la gente que no comulga con el kirchnerismo se pregunta si se aprendieron los métodos que la oposición se encargó de denostar.

El ministro de Economía, Sergio Massa, adelanta con un mes de anticipación el congelamiento de precios de varios productos indispensables, mientras desde el Fondo Monetario se alerta la necesidad de ajustar el ajuste para que los números del país sean acordes con lo que se pactó con el FMI.

Como se ve, la razón está del lado de Carlos Pagni, quien dijo que el gobierno argentino al querer mirarse en el espejo de Brasil lo único que pretende es desfigurar la imagen de la realidad. Porque en ese espejo está la mirada del otro, que pretende ser como el pero que sabe que hay distancias siderales entre la imagen propia y la que quiere que aparezca en el espejo.

Brasil y Argentina son países hermanos, con realidades diferentes por cierto, aunque allá también los seguidores de Bolsonora bloqueen rutas con camiones, al mejor estilo de las políticas de Moyano. 

Hoy los dos pensamos en el fútbol como el gran escape de la realidad, claro está con páginas económicas totalmente diferentes que solo, y hasta ahí nomás, buenos resultados de las selecciones pueden tirar la pelota afuera, porque cuando termine el mundial las cosas volverán a ser iguales o peores. Mucho más aquí que en el país del carnaval y la bossa nova.

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