LOS 80 AÑOS DE LA EMBA: EL MIERCOLES, HOMENAJE A LUISA BERTANA

 Nos acerca la actriz y docente Silvina Sastre la información de que en la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel de Quilmes, el próximo miércoles a las 18.30 habrá un homenaje a la histórica cantante lírica, la quilmeña Luisa Bertana.

Con el aporte el inolvidable docente, historiador, periodista Héctor Chalo Agnelli, buceando en el sitio El Quilmero, podemos conocer detalles de esta artista, quien murió muy joven.

Luisa Bertana nació en Quilmes el 11 de enero de 1889. Era hija de Juan Bertana y Dominga Fedele, antiguos vecinos del partido. Desde muy joven sinteió la inclinación hacia el canto, que su familia supo fomentar.

Después de una rigurosa preparación llegó a ser una destacada medio-soprano, cualidad que acompañó con su genuina belleza y don de gentes, nada imaginable con el temperamenteo altanero que caracterizó siempre a las divas del bell canto.

Sigue diciendo Chalo que a los 18 años Luisa fue a estudiar a Italia con el maestro Rinaldini. Fue un viaje largo, incómodo y lleno de peripecias porque el barco sufrió daños por una tormenta, por lo que estuvo demorado durante varias semanas en Río de Janeiro y en Las Canarias.

Luisa estuvo en Europa tres años. En 1921, vuelta a Buenos aAires, ingresó junto a su hermana Adelina al Teatro Colón. Actuó como la gitana Preciosilla en la ópera La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi.

Debutó en primera línea en Padua en la óepra Il Trovatore. Llegó a la Scala de Milán en 1925: realizó tres temporadas contratada por Toscanini, para quien fue una de sus sopranos favoritas. Asimismo actuó dirigida por el argentino Ferruccio Clusio y por otro genial italiano, Angelo Questa, con quien se casó.

Más tarde se presentó en escenarios de Roma, el Covent Garden de Londres, el Metropolitan, Opera House de New York, Turín, Río de Janeiro y el Colón de Buenos Aires. Tuvo papeles protagónicos en las óperas Norma, El Trovador, Aída y Nerone de Boito, Ballo in maschera,, Kovánchina (ópera de Modest Petrovich Mussorgsky, 1839-1881), Boris Godunoff y La Gioconda, también supieron de su arte severo y exquisito.

Ofreció numerosas presentaciones en Quilmes, en el antiguo teatro Colón de la Sociedad Italiana (entidad que fue la mayor difusora de la música lírica de la zona sur) muchas de ellas con fines benéficos como la construcción del Hospital de Quilmes.

En 1930 hubo un homenaje a la cantante en la actual Casa de la Cultura. El agasajo estuvo organizado por las autoridades municipales y familias amigas como las de Bagú-Estevarena, Sanguinetti-Pozo, Barrera Nicholson, Rocca Rivarola, Camarero-De Prati, Fornabaio-Campolo, Torre-Otamendi, Badaracco, Otamendi-Etchevertz, Cichero-Ithuralde, Giamo, Castro-Oddone, Berbeni-Lanz, etcétera.

Chalo comenta que los veranos los pasaba en Quilmes, donde residía su familia. Fue producto de una época  en la que en los grandes coliseos del mundo brillaban figuras como Claudia Muzio, Nena Juárez, Rosa Raiza, Isabel Marengo, Carlo Faliffi, Miguel Fleta y Pedro Mirassou.

Luisa Bertana murió el 26 de julio de 1933, en el apogeo de su voz, que no había perdido nada del timbre particular, por el contrario había adquirido notable experiencia.

Chalo Agnelli destaca que actualmente su nombre designa a una de las salas de la Escuela Municipal de Música y Arte Escénico de Buenos Aires.

Una calle en Quilmes recuerda su nombre: la 345 entre Avenida Calchaquí y avenida Mosconi.

Silvina Sastre comentó que en la EMBA había un cuadro de Luisa Bertana y fue Chalo Agnelli el que le contó quién era esa artista. Por eso, la profesora Sastre comenzó a trabajar con alumnos para armar un reconocimiento a Luisa Bertana, en el  marco de los 80 años de la EMBA. El homenaje será el próximo miércoles a las 18.30.

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