Brasil vive hoy un acontecimiento histórico. Se trata del balotaje entre los dos candidatos más votados en las elecciones generales: el actual presidente, Jair Bolsonaro y su desafiante, Lula da Silva.
En las generales ganó Lula por cinco puntos y la incógnita radica en saber si mantendrá esa diferencia o si la ampliará, o bien si el actual presidente reduce la distancia.
Esta noche se sabrá la verdad y habrá que ver cómo reacciona Bolsonaro, si termina perdiendo por pocos puntos. Inclusive, no sería extraño que decida no aceptar el resultado.
Toda la Argentina está mirando los comicios del país vecino. Por supuesto, el kirchnerismo se jugó por el triunfo de Lula y así lo manifiestan los medios oficialistas, con C5N como mascarón de proa.
Entienden que si gana Lula volverá el populismo a la región y se verá beneficiada la multiprocesada vicepresidenta, Cristina Kirchner.
Dicen los enviados argentinos a la cobertura de elecciones, entre ellos la periodista Carolina Amoroso, que como nunca se vive en Brasil una grieta enorme, que habla de dos países en uno.
Curiosamente coincide este acto eleccionario histórico con un domingo 30 de octubre de 1983 cuando el radical Raúl Alfonsín ganaba las elecciones en nuestro país, con la vuelta de la democracia tras la terrible dictadura militar. Alfonsín, junto a Víctor Martínez, le ganaba los comicios por amplia ventaja a la fórmula peronista, que encabezaba Italo Argentino Luder-Deolindo Felipe Bittel.
Comentarios