MONSEÑOR JORGE NOVAK: "JUSTICIA, SOLO JUSTICIA, PARA QUE TENGAS VIDA"

 



Seguimos con el Libro del Juicio, obra enorme de la Editorial Perfil, publicada en fascículos durante los días del histórico juicio a las juntas militarea en 1985. Todo relacionado con el filme que se viene y que tiene este tema como la base de su propuesta.

En la publicación del 13 de agosto de 1985 hay un artículo que firma el obispo de Quilmes, monseñor Jorge Novak (foto), bajo el título: Justicia, solo justicia, para que tengas vida.

Dice que la frase del título está tomada del libro del Deuteronomia, de la Biblia. "Dios mismo proclama el valor supremo de la recta administración de la justicia humana. Entre nosotros se ha despertado con fuerza incomparable el sentido de la justicia. El poder que cubre en el marco de la Constitución, como servicio eminente, este campo de la convivencia llegó a ocupar, como nunca en nuestra historia, la atención de la ciudadanía. Los argentinos hemos captado en este empeño demostrado por el Poder Judicial uno de los argumentos más sólidos de la nueva esperanza argentinaa. ¿Terminará tal expectativa en mero formalismo y triste frustación?

"Solo quien tanga cabal conocimiento de los inauditos atropellos cometidos, solo quien reflexione serena y profundamente sobre la destrucción del orden moral que ellos significan, solo quien tenga la firme voluntad de un orden establecido sólidamente en el futuro admitirá que la administración de la justicia ha de ser, más que nunca en estos momentos, plena y universal.

"Se han determinado, al margen de la Constitución nacional, sentencias inapelables, en juicios sumarios, contra seres humanos privados de toda posibilidad de defensa. Ese proceder dictatorial, conculcando inalienables derechos humanos, ha de ser sometido al juicio de las autoridades democráticas competentes. Y no es la única causa necesitada de reparación.

"Los crímenes cometidos tienen, además, el agravante de quien era, de facto, la autoridade. De esta se espera, obviamente, la ejemplaridad ética que, por naturaleza, le es inherente.

"Quienes profesamos la religión católica señalamos, además, cierta insistencia en gestos y ceremonias (bendiciones y misas) que dejaban la impresión de querer instrumentar un sentimiento tan arraigado entre los argentinos.

"Si en todos los tiempos la recta administración de la justicia busca recuperar el sentido ético de la caonvivencia entre los hombres, !cuánto mas aquí, y ahora! El hombre sencillo, el ciudadano humilde, se sentiría definitivamente desprotegido si no se hiciera justicia en estos momentos. A la vista del daño inferido al cuerpo social, del cual está suficientemente informada la opinión pública, sentiría la discriminación invadiendo el campo que debe ser, por antonomasia, la superación de todo intento discriminatorio.

"La democracia ha de constatar que uno de sus reaseguros fundamentales, la Justicia, cumple acabadamente el papel que le corresponde. Para el futuro de nuestra historia habrá de quedar registrado el  testimonio de que la ley protege al débil y no se amedrenta ante el poderoso.

"La reconciliación -decimos en Iglesia y Comunidad Nacional (número 201), igualmente ha de estar basada en la justicia. Sería una burla arrojar sobre la persistencia de la injusticia el manto de una falaz reconciliación.

"En el documento de Puebla (Nro. 8) celebraron los obispos la memoria de los intrépidos luchadoers por la justicia que defendieron al débil y oprimido inclusive hasta la muerte.

"No puede, no debe esperarse de la Iglesia otra actitud que la de alentar la acción de la justicia. No se da el término medio: o corremos solidariamente la suerte del hombre apremiado por la injusticia, o nos hacemos cómplices del opresor.

"He intitulado el artículo con una sentencia bíblica. Lo cierro con el texto completeo (Deuterenomio 16, 18-20). "En cada una de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dé para tus tribus, pondrás jueces y escribas que dicten sentencias justas en favor del pueblo. No tergiversarás el derecho; no hará acepción de personas ni te dejarás sobornar. Porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las plalabras de los justos. Tu deber es buscar la justicia, solo la justicia, para que tengas vida y poseas la tierra que el Señor, tu Dios, te da".





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