Se acerca el viernes 23, fecha prevista para que la vicepresidenta Cristina Kirchner exponga su alegato defensivo en la causa Vialidad, donde los fiscales Sergio Mola y Diego Luciani le pidieron 12 años de prisión por corrupción.
Esta semana se lo escuchó al abogado defensor Carlos Beraldi exponer la defensa de CFK, y poner el acento en las irregularidades del juicio, a su entender, pero sin mostrar una sola prueba que contrarreste la avalancha presentada por los fiscales. Hasta reconoció que entre Lázaro Báez y CFK había una relación comercial lícita... Sorprendió cuando la vice siempre dijo que no era amiga de Lázaro y que prácticamente no lo conocía.
Para colmo, por razones de corporación, el otro abogado de CFK, Gregorio Dalbón se encargó de denostar a los fiscales e incluso expresó palabras que sonaron a amenaza, aunque luego dijo que había señalado que iban a terminar mal... porque iban a ser echados de la justicia. Dalbón, hoy abogado defensor, años atrás era un crítico duro de la vice, por ejemplo en la causa del accidente ferroviario de Once con tantas víctimas. No debe sorprender esta cuestión porque son muchos los que ayer criticaban al poder y al kirchnerismo, y hoy están de su lado y utilizan la misma virulencia para atacar a la justicia, a los medios y a la oposición. Desde el propio presidente Alberto Fernández hasta los periodistas Víctor Hugo Morales y Gustavo Silvestre.
La gran incógnita que genera el alegato del viernes pasa por saber si el espectador se encontrará con una Cristina mística, con Dios, la Virgen y el rosario como mochila, o bien será una vice flamígera, echando fuego por doquier.
Quienes la conocen entienden que será más la segunda versión. Porque la primera, que se presentó luego del atentado y el encuentro un sector de los curas villeros, es la que quiere jugar al diálogo y hasta analizar un encuentro con Mauricio Macri. La segunda, posiblemente la más verdadera, seguramente va a ir contra los fiscales -ya lo está exponiendo en las redes-, la oposición, los medios, etcétera.
Así las cosas el país se desenvuelve en una serie de pasos de minué que mueven y conmueven. El presidente Fernández y su numerosa comitiva dándose gustos de chicos, como Alberto visitando a un productor musical y luciendo una costosa guitarra como trofeo. Y después exponiendo en la ONU primero y en una ignota Universidad después, para denunciar que la derecha fascista está poniendo en peligro la democracia en nuestro país.
Aquí el ministro Sergio Massa librando pelea con el titular del Banco Central con una jugada inverosímil que dejó a los productores sojeros que creyeron en las promesas del gobierno al utilizar el dólar soja y que ahora se enteran de que no puede adquirir dolar MEP o Leliq.
El secretario de Comercio, Tombolini, realizando una reunión cumbre con un superequipo con representantes quiosqueros preocupados por la falta de figuritas del Mundial. Y al lado los panaderos que no pueden lograr que el mismo funcionario los atienda por el precio de la harina.
Argentina, un país que todos los días genera inquietudes. Lamentablemente, no son las que alientan el crecimiento, el desarrollo, la educación, la seguridad, la ocupación.. sino las que riegan una grieta que parece cada vez más abierta, por más que se hable del puente del diálogo.
La pregunta está latente y el viernes habrá respuesta: ¿el aliento de la paz social o la viralización del fuego?
PD: Mientras se espera el alegato de CFK, desde el Senado pretenden sumar una píldora más para el medicamento de la impunidad de la acusada. Porque el Cuerpo espera tratar mañana un proyecto de reforma de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, incrementando su integración. Algún proyecto habla de 25, otro de 15, otro de 7 ó 9. Una iniciativa que tiene un solo fin, porque no hay en la opinión pública interés por este tema. Sería una manera más de gambetear los problemas de la gente.
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