EN EL JUICIO A LAS JUNTAS, EL TESTIMONIO DEL CINEASTA QUILMEÑO ALCIDES CHIESA

                                                              Alcides Chiesa


 Dentro de los documentos que encierra El Diario del Juicio a las juntas militares, en el marco del próximo estreno de la película "Argentina, 1985" vale reproducir el del quilmeño Alcides Chiesa, realizador cinematografico. Fue el 7 de mayo de 1985. 

Recordó que el 15 de octubre de 1977 a eso de las 19 estaba en la casa de sus padres, cuando llamaron a la puerta y salió su madre. Al rato le dijo que lo buscaba un amigo de la familia y suyo, Manuel Oliveira. "Salgo porque era algo común que me visitara. El se encontraba un poco afuera, cerca de la vereda, o sea que me obligó a salir para poder saludarlo. No había reparado en ese momento si había gente, autos o algo extraño, por lo que salí confiado, le di la mano y me dijo unas palabras, como que había un lío bárbaro. No lo entendí bien. En ese momento, siento que de atrás me toman de los brazos y me acercan a un coche. Trato de mirar a mi amigo para saber qué estaba pasando. Me meten adentro del coche y a él le dicen que se aleje. El se va caminando, el coche se pone en marcha, me ponen un trapo encima y me trasladan hasta lo que después voy a saber que es la Brigada de Quilmes.

Alcides dijo que esas personas no se identificaron y solo le dijeron que a su amigo, Tony, ya lo habían matado.

Explicó Chiesa que Tony era un amigo de la adolescencia. "Seguimos estudiando juntos y creamos un cine club. El tuvo actividades sindicales en el gremio papelero y por ese motivo fue secuestrado en 1976, durante una semana y luego lo dejaron en libertad. A partir de ahí nunca más reside en su domicilio y lo vende. El temor de que lo volvieran a secuestrar hizo que no diera más informaciones a su gente. Por lo general a veces lo veía, pero nunca supe ni dónde vivía ni qué actividades tenía. Obviamente, me vincularon con él, algo bastante lógico porque éramos amigos. Por eso, no tomé como algo preocupante que me vincularan con él.

"Durante los años 73 ó 74, no recuerdo bien la fecha, se hicieron reformas en la Brigada de Quilmes. Las hizo mi padre y yo colaboré. Por eso sé, más o menos que tiene un portón. Por eso, cuando me secuestraron tenía una cierta idea del lugar donde estaba. 

Más adelante cuenta Chiesa que lo llevaron a un cuarto donde lo desvistieron y lo torturaron con la picana eléctrica.  Le preguntaban dónde tenía las armas, los volantes, qué actividades tenía con el amigo. "Me nombraron una serie de nombres que no recuerdo mucho. No sé cuánto tiempo pasó hasta que dicen que tienen a mi mujer, y la hacen hablar a ella para que sepa que ella está enfrente, como una forma de amenaza para que yo hablara de los detalles que querían saber. 

Siguió diciendo que después vino alguien, le dio agua y le dijo que era bueno que hablara. Al rato volvieron con otra sesión de picana.

"Luego me sacan, me llevan a una oficina, me descubren la cara: era una oficina que después reconocí como la oficina del jefe de la brigada, donde me habla una persona bajita, pelirroja, muy nerviosa, diciéndome que yo estaba en Monte Chingolo, y que estaba a cargo del ejército, y que yo estaba en una especie de operativo antisubversivo donde era uno de los acusados de actividades subversivas, que tenía que colaborar porque si no me iban a matar. 

Agregó que la situación con las picanas se repitió durante doce días.

Más tarde lo volvieron a meter en un auto y lo llevaron a un lugar, que creía era la comisaría de Bernal y después supo que era el Puesto Vasco.

Siguió comentando Alcides las penurias que fue pasando posteriormente, incluso con gripe y fiebre, que le provocó un asma crónico. 

En un momento le traen a la mujer, que estaba vendada "muy delgada, completamente sucia y nos ponen a uno frente al otro. Nos llevan a una misma celda, donde estuvimos juntos dos o tres días, hasta que a ella se la llevan del lugar.  

Afirmó que en un momento las preguntas cambiaron, y se relacionaron con el hecho de ser estudiante del Instituto Nacional de Cinematografía. Le preguntaban si conocía a un estudiante llamado Montaner.

Les dijo que lo conocía...

Todo el testimonio de Alcides Chiesa resulta conmovedor, incluso cuenta que en una oportunidad le hicieron un simulacro de fusilamiento delante del cementerio de Avellaneda y después de eso, lo llevaron a la subcomisaría de Echenagucía. Eso fue el 11 de mayo de 1978.

Su estado de salud se fue deteriorando y contó que el 25 de mayo de ese año le abrieron por primera vez la celda donde estaba. Un oficial, llamado Islas, le consiguió ropa, un colchón y comida.

Recordó que el 6 de agosto recibió la visita de su padre, y de ahí pasó a disposición del Poder Ejecutivo. "Un día me hicieron firmar un papel en el que me decían que era mi libertad. No sé realmente, no había leído, ni siquiera lo que firmé. Y de ahí me llevan a La Plata..".

Estuvo detenido en La Plata y en el ao 1979 lo visitó un teniente coronel, que no dio el nombre, le mostró una carpeta y le preguntó cuáles eran las causas reales por las que estaba detenido. La carpeta decía Ministerio del Interior. Le dijo que no sabía por qué y le hizo leer dos hojas, en las que se suponía estaban las acusaciones para la detención. "Esas acusaciones eran que desde enero de 1977 hasta supuestamente el momento de la detención, en octubre de ese año, había participado como militante, no me salvé de ninguna. en el ERP, Montoneros, Partido Obrero, también fui enlace, enseñaba tiro, no me acuerdo más, eran montones de acusaciones, que además aparte me dedicaba a trabajar, además de todo eso porque no tenía tiempo casi...

Meses después lo llevaron a Rawson, donde estuvo cerca de un año. Allí llegó en febrero o marzo de 1980 y el 30 de diciembre lo llevaron otra vez a La Plata.  "En el viaje de vuelta fuimos llevadas varias personas en un avión en el que fuimos nuevamente vendados, nuevamente atados a los pies, al suelo, y nuevamente golpeados en todo el viaje....".

Un testimonio desgarrador de Alcides Chiesa, quien finalmente fue liberado en enero de 1982. 

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