En este trípode tan particular que gobierna la Argentina, después de la vulnerabilidad que en los últimos tiempos ha tenido la "pata" Alberto Fernández, y con el repliegue en cierto modo de la "pata" Cristina Fernández, que debe estar preocupada por la avalancha de pruebas que conforman la denuncia del fiscal Diego Luciani por la causa Vialidad -CFK y el kirchnerismo lo ningunean pero seguramente la procesión debe ir dentro ya que el fiscal destapa una olla que está llena de pruebas- ahora es el tiempo de Sergio Massa, la "pata" del superministro que llega al poder como una especie de mago que pretende sacar de la galera política los conejos que sirvan para atrapar a la ciudadanía, que como chicos en el teatro se asombran por lo que ven, sin descubrir el truco que emplea.
Alberto Fernández no puede estar afuera de este hecho, porque en los papeles sigue siendo presidente de la Nación y tiene que tomarle juramento al flamante ministro de Economía, Desarrollo Productivo, Agricultura, Ganadería y Pesca, que minutos después, a eso de las 19.30, va a dar una serie de anuncios económicos que por lo menos generan expectativa positiva.
Massa llega como una Rockstar, al menos así se lo presenta en los medios, con la ceremonia y la concurrencia que provoca. No es nada extraordinario, sin embargo la Argentina de estos tiempos apuesta a la magia para tratar de enderezar el rumbo de un barco que navega a la deriva.
La Argentina que abre los brazos al hombre de Tigre sigue teniendo los mismos problemas de siempre, hablemos de desocupación, pobreza, inseguridad, la gran brecha entre el dólar oficial y el blue -que se redujo algo pero que ayer y hoy volvió a ampliarse- etcétera, etcétera.
La inseguridad sigue sacudiendo al Conurbano, al igual que continua marcando el presente de la ciudad de Rosario, con asesinatos y crímenes a la orden del día. No se sabe qué dirá al respecto el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, quien fue al Congreso a hablar de la política de lucha contra la inseguridad... pero en Rosario se registra un homicidio cada 31 horas.
Rosario no es la excepción, y el propio intendente de la ciudad dijo que Rosario puede ser un pico "pero esto de la inseguridad ocurre en todo el país".
Massa llega con toda una aureola, que lo muestra casi como un nuevo presidente -recordemos que es Superministro nada mas- y tendrá la obligación en estos cien días de cambiar el rumbo del país, generar confianza en los mercados y por lo menos llegar al mundial con una buena cuota de esperanza.
Lógicamente, habrá que ver qué dice Cristina Kirchner y si Massa toma demasiado vuelo, no será cuestión de que se encargue de ponerle palos en la rueda como ha ocurrido con todo aquel que le hizo sombra a quien parece no tomar nota de las graves acusaciones que encierra los alegatos del fiscal Luciani.
Massa es el nuevo talismán en la Argentina. Hasta Moria Casán, la pareja de su suegro, está en la asunción para darle glamour al suceso. ¿Podrá Massa responder a tanta expectativa y devolver la confianza que necesitan los mercados para que aparezcan las inversiones en el país? ¿O será un nuevo espejito de colores capaz de atraer por un rato para que después las cosas se compliquen aun más? El tiempo dará su veredicto.
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