En lugar de replicar las acusaciones que con todos los fundamentos a su alcance presenta el fiscal Diego Luciani (foto) en la causa Vialidad, que afecta a la vicepresidenta Cristina Kirchner y a un grupo de ex funcionarios, los kirchneristas duros suelen patear la pelota afuera e intentan convencer que hay una campaña para proscribir a su jefa.
Mientras se derrumban los argumentos de los kirchnerista por querer justifica lo injustificable, en este segundo día de alegatos las pruebas son contundentes y sirven para entender por qué preocupa tanto al poder esta causa.
Así no debe sorprender que el ministro de Justicia de la Nación, Carlos Soria, diga que la causa es improcedente y que solo se limita a acusar a CFK, y en el mismo sentido aparecieron otros testimonios de los voceros de la vicepresidenta, como la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, quien afirmó que el objetivo del juicio es proscribir a CFK. Curiosa expresión porque no entiende que esa proscripción es imposible, por lo menos hasta que haya sentencia firme y definitiva, lo que implica imaginar varios años. Incluso está el caso Carlos Menem, quien procesado primero y condenado después pudo presentarse a elecciones.
Mientas se diluye al máximo el poder del presidente Alberto Fernández, que se ha convertido en un rey que no gobierno, al mejor estilo europeo, hoy el poder pasa por el encumbrado Sergio Massa, quien en pocos minutos dejará de ser presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, también diputado, para que todo esté preparado para hacerse cargo este miércoles del Ministerio de Economía, Desarrollo Productivo, Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Y por supuesto, todas las expectativas están puestas en esas medidas que anunciará Massa, con todo lo que significa la cuestión. Digamos que a priori ha habido una buena respuesta del mercado, con la baja del dólar y del riesgo país, y si las medidas logran satisfacer las expectativas podríamos hablar de un veranito económico en pleno invierno y en las vísperas de la primavera.
El déficit fiscal, la tan temida palabra ajuste, la incorporación de dólares para engrosar las reservas del Banco Central, etcétera, son algunas de las principales inquietudes que deberá dilucidar Massa en esas medidas.
Mientras tanto siguen los piquetes por doquier. Incluso hoy, aunque parezca increíble, el funcionario que se fue del gobierno enojado con Alberto Fernández -es la segunda vez que le pasa esto con el kirchnerismo-, Gustavo Béliz estuvo en una marcha piquetera en Luján, donde se reclamaba por pan y trabajo. Recordemos que Beliz era Secretario de Asuntos Estratégicos, lugar que ahora ocupa Mercedes Marcó del Pont.
Beliz se había ido en tiempos de Néstor Kirchner al haber dado a conocer una foto del espía Jaime Stiuso, y no solo eso, también debió irse del país porque recibió amenazas.
Massa hará conocer medidas, antes por la novedosa vía de las redes fue dando a conocer actores de su equipo económico, con una paleta variopinta, incluido el licenciado Daniel Marx, que en algún momento era bastante crítico del kirchnerismo.
Hoy la tapa de los diarios muestra una foto en el Senado, con CFK y Massa, en una enorme mesa, sentados en las dos puntas, bastante alejados. Massa mirando de reojo la cámara, y CFK en el centro, como queriendo hacer entender quién manda. Por supuesto, totalmente ajeno al juicio que la tiene como principal imputada, sabiendo por su puesto que sus adláteres saldrán a defenderla por doquier ("Si la tocan a Cristina..." dice un video de La Cámpora).
Las versiones sostienen que Massa tendrá cien días para hacer los deberes. El Mundial es el límite para el superministro. Habrá que ver si estas dos patas, hoy más fuertes del poder -la que representa Alberto está más frágil- seguirán juntas en el futuro en base a las medidas que se van a tomar. No sea que el hombre de Tigre tome mayor vuelo, y la otra pata se encargue de hacérselo saber con una zancadilla. El tiempo dará su veredicto.
Comentarios