ARGENTINA, UN PAIS CON DIRIGENTES LEJOS DEL PUEBLO

 La Argentina se ha convertido en un país donde los que mandan parecen haberse alejado definitivamente del hombre común y en lugar de ocuparse de los temas que afectan a la gente, orientan todo su acciones a mirar el ombligo.

El oficialismo pone todas sus baterías para defender a la vicepresidenta en sus causas judiciales y arman una barrera en torno al domicilio de CFK, generando problemas para los vecinos, para la policía y para las fuerzas de seguridad, con peleas entre el gobierno de Rodríguez Larreta y el kirchnerismo para definir el control de la calle en ese emblemático domicilio de Recoleta, en Uruguay y Juncal.

Un funcionario dijo que ese domicilio es un santuario, transformando la gesta del kirchnerismo en una experiencia religiosa, donde no se toman en cuenta los datos que desparramó en nueve jornadas el cuerpo de fiscales y tirando la pelota afuera, para hablar de lawfare, persecución, etcétera. Pero no se dice una sola palabra para defender desde la vicepresidente los cargos acusatorios.

Ya se vendrán los días de los alegatos de los abogados defensores, que seguramente apelarán a la chicana, la recusación y todos los artilugios judiciales habidos y por haber para desviar la atención de la principal cuestión en pugna:¿es culpable o no de lo que se la acusa? Es cierto que será bastante difícil, casi imposible probar la asociación ilícita, sin embargo todas las pruebas presentadas por los fiscales conforman toneladas de documentos que ponen a CFK contra las cuerdas.

De pronto alguien echa a rodar la posibilidad del indulto para apaciguar las aguas en medio de una grieta feroz, aunque desde el lado de la acusada no satisface para nada esta posibilidad, que solo tiene le presidene de la Nación (quien siempre se manifestó contrario al indulto porque a su entender es una rémora de la monarquía, aunque la palabra de Alberto Fernández está tan devaluada y ha ido y venido con tanta facilidad, que resulta difícil asegurar que le dirá no a un indulto).

El juego chico de la política termina por destruir cualquier intento de construir una República moderna. Se está en la chicana de la seguridad de la vice, y si se repasan las cosas con mayor filo se podrá decir que reforzar esa custodia, desde el lado del ministro de Seguridad de la Nación, parece una broma de mal gusta en un país donde Rosario y otros sitios del conurbano profundo se destacan por el incremento de la inseguridad, el narcotráfico, etcétera.

Así las cosas la República está literalmente parada, con un Congreso que en un año no electoral debe tener el récord negativo de sesiones de ambas Cámaras. El jefe de gabinete de ministros, que algunas veces hace dudar de si sigue el tucumano Manzur, no concurre a las dos Cámaras como marca la Constitución, una vez por mes a cada una.

El superministro de Economía, Sergio Massa, hace malabares para hacer frente al ajuste que impuso el Fondo Monetario Internacional, y en medio de la batalla con centro en Recoleta, establece un recorte de partidas en salud, educación y obras públicas que orilla los 220 mil millones de pesos. Y no hay gremio afectado que se atreva a protestar, como hubiera ocurrido si el ajuste llegaba del gobierno de Mauricio Macri.

Todos los síntomas de una Argentina que es un cuerpo con distintas enfermedades al que se pretende curar apenas con un genio.

Argentina, tierra de amor y venganza. Así rezaba una novela televisiva, que envuelve a 47 millones de personas, de las cuales solo un 2 por ciento, por citar una cifra importante, parece interesado en saber si Cristina estornuda a las 8 al salir de su domicilio, si va al Senado a hacer un video o si se enoja porque al nene Máximo no lo dejan pasar "para ver a la vieja". En fin...

Hacer periodismo hoy es una profesión maravillosa, que nunca deja a pie al que lo cultiva, pero que cada vez se vuelve más excitante y apasionante, fundamentalmente para el que hace periodismo rindiendo culto a la verdad.

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