El embajador argentino en Países Bajos, Mario Oyarzábal y el director de la Casa de Ana Frank, Ronald Leopold, recibieron esta semana el libro del Siervo de Dios, padre obispo Jorge Novak, que envió el padre obispo Carlos José Tissera de la diócesis de Quilmes a través de la delegada de Pastoral Social de la Región Buenos Aires y miembro de la Pastoral Social diocesana de Quilmes, María Marino, que se encuentra representando a la Argentina en el Seminario Internacional para Educadores sobre Pedagogía de la Memoria y construcción de convivencia "Trazando puentes entre el pasado y el presente", que organiza el Centro Ana Frank, inclusión social y convivencia contra toda forma de violencia y discriminación.
En el marco de los 80 años de la firma de la Solución Final nazi, que llevó al exterminio de 6 millones de judíos durante la segunda guerra mundial, la capital alemana se transformó en un espacio de exposición, diálogo y reflexión que reunió a sobrevivientes del Holocausto y descendientes de criminales de guerra y a víctimas de dictaduras militares, victimarios de los regímenes militares de la región. Entre las experiencias de María Belén Marino, representante de Argentina, se encuentra el itinerario de los lugares representativos de Ana Frank. Su casa, la escuela Montesori, la biblioteca, donde su padre le compró el diario con el que escribió la famosa obra y el museo y la visita al palacio La Paz en La Haya, la Corte Penal Internacional, la residencia del embajador argentino en Amsterdam, el Memorial y el Museo de Auschwitz.
Además pudo escuchar los testimonios del rabino Awraham Soetendorp y de Sam Slomp, sobreviviente del Holocausto y la presentación del libro "Hasta ser Victoria", de Victoria Montenegro, nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo.
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