CENA DE MATRIMONIO, UN "PASO" ENTRE EL MELODRAMA Y LA COMEDIA

 Hace muchos años el gran autor español Alfonso Paso prácticamente copó el escenario argentino con varias comedias y algún que otro melodrama. Una de esas piezas fue Cena de matrimonios, que congregaba a varias parejas con muchos años de casados que un fin de año, lo que parecía ser un encuentro familia tradicional se convirtió a la larga en una cruda versión de sacar los trapitos al sol.

Nadie fue igual después de la cena, según la versión Paso. Vale a cuento este recuerdo porque hemos tenido los argentinos anoche la cena de un presunto matrimonio, al menos político, que se formó en su momento para ganar las elecciones y que hoy, a casi dos años y medio de relación, vive situaciones que mueven y conmueven a todos los argentinos.


Anoche se recurrió a la cena para tratar de limar asperezas y establecer roles de cara al futuro, cuando todavía falta un año y medio de gobierno.

Poco o nada trascendió de la tenida, aunque las versiones hablaron  de rispideces, pases de facturas, etcétera. 

Hoy los efectos se ven en la economía, la suba del dólar, el riesgo país, la incertidumbre de cara al futuro, y demás.

Los argentinos estamos condenados al éxito, como alguna vez ironizó Eduardo Duhalde, pero en ese eufemismo se esconde una sensación de imprevisión, poco afecto por el hombre de a pie y alguna cuota de no tener algo de compasión por esa persona.,

¿Qué puede pasar con la abrupta salida del ministro de Economía y su reemplazo por una funcionaria que sin duda responde a la dama del matrimonio por conveniencia?

El tiempo dirá si la cena de anoche puso paños fríos a las peleas constantes de la pareja, también determinará si el "marido" puede ejercer su condición de presidente o si definitivamente "la mujer" se hace cargo de todo y pone a los argentinos en jaque. Con un rey desnudo y una reina que toma el control de la nave que marcha hacia un iceberg imposible de evitar... Ojalá que termine mandando el sentido común y que los dos jueguen al menos a honrar la República, por más que ella no crea en el sistema o que él se aferre a ser títere de una situación que no puede cambiar.

Comentarios