HUGO PONCE ENSAYA "UN TANGO PARA BACH" EN BERLIN

                                                Hugo Ponce y el pianista Pablo Woiz.

 Ya prepara el cuerpo y el espíritu el marplatense-quilmeño Hugo Ponce. El cantaautor presentará desde el lunes "Un tango para Bach" en la ciudad de Berlín.

En la foto que acompaña esta nota, y que acercó Hugo en las redes, el artista ensaya con el pianista Pablo Woiz. 

"Un tango para Bach" es un unipersonal de Hugo Ponce, que resulta un homenaje al gran músico y que se presentará en el marco del Bachfest.

Una idea revolucionaria y reflexiva que imagina a Juan Sebastián Bach, en una aventura onírica, aterrizando en la Boca un 24 de junio, el día en que murió Carlos Gardel.

A partir se desarrolla toda una historia donde se mezcla la música icónica de Juan Sebastian con el lunfardo y el tango clásico.

Una propuesta que seguramente atrapará a los espectadores alemanes que se acerquen a la muestra.

Hugo cuenta con la colaboración eficaz de su pareja de la vida y asistente, Ana Ruhl.

También va a presentar Hugo el unipersonal "A galopar" y dará un seminario de voz.

BACH LEIPZIG

Un tango para Bach muestra esta imaginativa y creativa realización de Hugo Ponce, quien cuenta que en el final de su vida, Juan Sebastián Bach, recibe en sueños la visita de una musa tanguera (un títere de tamaño natural) que lo lleva en vuelo onírico a un conventillo de Buenos Aires de los años 30, precisamente el 24 de junio de 1935, el día en que muere Gardel.

El universo del tango, sus quimeras y arquetipos envuelven al cantor de Liepzig y lo cercan.

Bach reconoce giros tangueros en las melodías de algunas de sus suites y cantatas y por momentos no sabe si lo que observa a lo lejos es el Weiber Elster o el Río de la Plata.

En su pequeña habitación de alquiler, el viejo maestro abraza un bandoneón, canta tangos de Garcel, Manzi, Di Sarli, Discépolo, Piazzolla que mezcla con arias y recitativos de sus propias cantatas y pasiones.

Se observa a si mismo nombrando tangos cuyos textos encuentra a la vez antagónicos y similares c la moral cristiana y el rigor luterano de la Alemania de su tiempo y de la Argentina; considera la circunstancia social de principios del siglo XX y se sorprende cuando descubre en la elocuencia del lunfardo un canal retórico para sus recitativos barrocos.

Al fin, cual arrabalera alegórica de la Tottentanz medieval (la danza de la muerte), la musa acude a la habitación de un Bach ya ciego y repentinamente rejuvenecido y lo invita a bailar una danza tradicional de su Eiesenach natal, que gradualmente se irá convirtiendo en un tango.

Durante la obra se interpretan tangos y milongas de distintos autores así como arias y recitativos para tenor de Bach, Haendel y Monteverdi.

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