EL EJEMPLO DE BELGRANO, LOS TRES GOBERNADORES Y LA ARGENTINA BIFRONTE


Por Eduardo Menescaldi

 Hoy más que nunca conviene recordar a Manuel Belgrano, el creador de nuestra bandera y un ejemplo extraordinario de amor a la patria. 

Desde el punto de partida de su muerte, en pleno pobreza y totalmente olvidado, aquel 20 de junio de 1820 la provincia de Buenos Aires vivía una histórica anarquía, con los tres gobernadores que se juntaban en el poder (Ildefonso Ramos Mexía, el Cabildo y Miguel Estanislao Soler).

Curiosas casualidades o causalidades hoy el país vive algunas situaciones que se emparentan con aquello ocurrido hace 202 años. Porque se vive un poder o gobierno bifronte, que no permite advertir quién gobierna en la Argentina. Por un lado el presidente Alberto Fernández, con sus dudas, sus contradicciones, sus dimes y diretes, sus avances y retrocesos. Que llegó al poder en forma insólita elegido a dedo por la vicepresidenta Cristina Kirchner, que también, y curiosamente, en el día de su amado Belgrano (¿alguna vez tomará alguna de las virtudes de su ídolo, muerto en una pobreza y un olvido enorme en aquella Buenos Aires?) ha generado las expectativas de siempre con un discurso que va a dar esta tarde en la CTA, una de las centrales sindicales.

Mientras Alberto Fernández está en el CCK homenajeando a Belgrano y tomando juramento a la bandera a una hermosa pléyade de jóvene alumnos -el Himno lo cantó una artista quilmeña, Lidia Borda- su par del gobierno bifronte CFK se reserva para la tarde, donde seguramente algo dirá de Belgrano pero incursionará en política, economía, justicia y todo lo que habitualmente produce su presencia, mucho más cuando la justicia la tiene cercada por las múltiples acusaciones que pesan sobre ella, que la llevaron alguna vez a castigar a los jueces con aquello de que "a mí ya me absolvió la historia...". Sin embargo, esa Justicia sigue haciéndole recordar a CFK que todo ciudadano tiene la obligación de ponerse a disposición y defenderse, porque cuando en lugar de ello se ataca a los que deben ponerla en marcha, en realidad se pone en el tapete las propias debilidades.

La política nunca puede estar ausente el dia en que se recuerda a Belgrano. Por eso sorprende que el presidente de la Nación justifique el tema económico del anuncio del gravamen a la renta inesperada  y lo emparente con el enriquecimiento ilícito. Sería interesante que Fernández, como profesor de Derecho, mire a su alrededor y responda a quienes suelen mostrar rodeados de "rentas inesperadas" porque suman propiedades e ingresos extraordinarios, que muchas veces se dan de bruces con sus realidades, porque ser multimillonarios y haber vivido siempre del Estado no parece ser buena justificación para semejantes fortunas. Incluso su compañera de andanzas en el gobierno, con las peleas y los mimos, percibe una jubilación de privilegio que según su importe puede, aunque sea como eufemismo, tomarse como renta inesperada.

El presidente dice que hoy más que nunca Belgrano es un modelo para todos, máxime en este momento del mundo. Le habla a los chicos de Belgrano, San Martín, Guemes, Juana Azurduy y les dice que hay que seguir su ejemplo. Agrega que "la Argentina no es un país sin destino como algunos pretenden plantear", aunque aquí olvida lo del avión y las relaciones exteriores con países autocráticos o con el propio Irán y su cultura terrorista.

Asimismo, a los chicos que van a jugar las bandera les recuerda expresiones de María Elena Walsh cuando en La Cigarra sentenciaba; "Tantas veces me mataron, tantas veces...".

Los chicos gritan "Presidente" y él les responde que se preparen porque son el futuro. Vuelve a hablar de ponerse de pie el país, les pide seguir adelante y no volver atrás "como alguna vez dijo Néstor". Le tomó el juramento a la bandera a los niños, que gritaban Presidente. Lamentablemente, Alberto Fernández volvió a equivocarse ante estos chicos, que parecieron ser militantes... Y dejó picando esto del kirchnerismo de confundir todo y mezclar la política militante con chiquilines que seguramente no entendían lo que se les pretendió inyectar.

Para Alberto Fernández este día debió ser un oasis, por más que se haya equivocado en sus palabras hacia los chicos, porque mañana vuelven a salir a flote los problemas de todos los días. El avión venezolano-iraní que sigue dando que hablar, porque mientras el gobierno le resta importancia, la realidad es que hubo imputaciones judiciales al ministro de Seguridad de la Nación, el quilmeño Aníbal Fernández y su expresión de que el comandante de la nave es un homónimo de un terrorista, cuando todos los indicios hacen decir que es el mismo, y también al titular de la AFI, Agustín Rossi, que habló de cursos de manejo del avión entre instructores y alumnos.

Ahí no quedan los problemas para el presidente. Esta semana volverán los piqueteros a la Ciudad de Buenos Aires, con amenazas de acampe y todos los inconvenientes que eso significa, cuando desde distintos sectores le piden al jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que de una vez por todas se impida el ingreso de los manifestantes a su distrito, lo que todavía nunca pudo concretar.

El espíritu de Belgrano y su ejemplaridad sirven hoy, día de la Bandera, para recordarlo y tratar de que los que mandan sepan asumir sus valores y los tomen para que la población entienda lo que significa ser ejemplo. Ah! Claro... a la tarde habla Ella, y cada vez que eso pasa, tiembla la escena del poder...

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