TE DEUM: FRIO MENSAJE DE MONSEÑOR POLI, SIN DEFINICIONES POLITICAS


 Con la presencia del presidente de la Nación, Alberto Fernández y una importante parte de su gabinete -entre otros el ministro de Seguridad nacional, el quilmeño Aníbal Fernández- y pocos kirchneristas -solo se advirtió la asistencia de Wado de Pedro, ministro del Interior- se realiza el Te Deum en la catedral de Buenos Aires, al celebrarse los 212 años de la Revolución de Mayo.

Encabeza la ceremonia el cardenal primado de Buenos Aires, monseñor Mario Poli (foto), quien en su homilía recordó la parábola del buen samaritano y la tomó como ejemplo en estos tiempos para que los que tienen responsabilidades de gobierno apliquen su enseñanza.

Relató la parábola del buen samaritano, quien frente a un individuo que había sido asaltado por ladrones y había quedado tirado, después que pasaran indiferentes algunas personas, se apiadó del hombre en desgracia y lo ayudó a recuperarse.

Al hablar del samaritano, Poli dijo que era "un hombre corriente, que llevaba lo necesario para un viaje, como agua, vino, aceite. El samaritano pertenecía a un pueblo que los judíos consideraban pagano, pero no lo era. Creía en el único Dios de todos. El viaje (del samaritano) era monótono hasta que en un recodo del camino alcanzó a ver el cuerpo tendido de un semejante. Solo por eso se conmovió. Advirtió que estaba con vida. Curó sus heridas, derramando óleo y vino, receta del sabio Hipócrates.

Lo ayudó a subir a su montura y lo llevó a una posada, y cuidó de él durante la noche. 

Explicó el cardenal que había actuado como hubiese querido que actuaran con él en una situación similar.

Más adelante explicó la sorprendente paradoja que predica la parábola del buen samaritano: "La persona anónima de ese hombre a quien los ladrones despojaron representa a toda la humanidad herida y cuando el samaritano se detiene para tender su mano solidaria es el mismo Jesús samaritano el que se acerca, toca la carne herida, se compadece de la víctima y hace lo posible para mitigar su sufrimiento".

"La parábola evangélica conocida como el buen samaritano ha sido elegida como la imagen pública que guía las reflexiones de la Carta Encíclica que nos dio el papa Francisco en el 2020 sobre la fraternidad y la amistad social.  En medio de las tensiones que parecen repetir mortales enfrentamientos, el Papa nos dice que con sus gestos el buen samaritano refleja que la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás. La vida no es un tiempo en paso sino  tiempo de encuentro. Esta parábola es un ícono iluminador para poner de manifiesto una opción de fondo que necesitamos para reconstruir el mundo que nos duele. Ante el dolor y las heridas, la única salida es ser como el buen samaritano.

Continuó el arzobispo Mario Poli y pidió que "en nombre de la fraternidad humana abracemos a todos los hombres como principio ordenador y apostemos a pensar y gestar una sociedad más abierta porque la vida en sociedad, donde hay vínculos comunes, la fraternidad y la acción más fuerte se logran cuando se construyen relaciones verdaderas y lazos de fidelidad.

De lo contrario no hay vida cuando pretendemos protagonizar solo nosotros mismos y vivir solo como islas. En estas actitudes prevalece la muerte.

LA DEMOCRACIA

Definió Poli que "la democracia que nos sostiene  como cuerpo social organizado en instituciones da lugar a la fraternidad, pero además requiere de la ética, la bondad y la solidaridad. La honestidad y el diálogo siempre benefician al acuerdo y el compromiso de un bien común de todos. Sin estos valores que dan fundamento a la vida social, surge el enfrentamiento entre hermanos, de unos con otros, para preservar sus propios intereses. 

No despreciemos la fe que nos ayuda a trascender. Nos pone de pie después de cada caida. Nos anima en la adversidad y nos permie ver posibilidades donde otros solo ven fracasos.

Por eso me animo a decir que no dejemos de destacar el bien, la justicia, la paz. Cuidemos de transmitir a las nuevas generaciones, niños y niñas, adolescentes, jóvenes, sobre todo los valores más auténticos y el acervo cultural que nos identificar para que ejerzan el derecho de saber que hay futuro y razones profundas para seguir viviendo y amando en nuestra patria.

Confiemos en las buenas manos de las familias y de la educación pública.

Dios bendiga a todos los que convivimos en la nación argentena y ... Viva la Patria".

El grito de Viva La Patria no fue demasiado correspondido por lo que el prelado señaló que no se había escuchado y pidió otro Viva la Patria, y ahora sí hubo mayor repercusión.

Sin embargo quedó flotando en el ambiente que había sido una homilía, recordando la parábola del buen samaritano y dejando entrever que los gobernantes tendrían que actuar como ese smaritano que ante la adversidad del semejante herido en el suelo, se detuvo y lo ayudó a recuperarse.

Pero no hubo en la homilía demasiadas o casi ninguna definición política, en todo caso, quizás por una recomendación del papa Francisco a su representante en la Argentina, monseñor Poli, que no fuera demasiado duro porque el presidente, que en un princpio iba a concurrir a la Antártida para celebrar el día de la Patria, por razones estructurales cambió de opinión y terminó yendo a la Catedral. Claro está, el cristinismo duro y puro no asistió, y solo se conoció un twitter de la vicepresidenta quien saludó por el 25 de Mayo y le agregó: "aun ante los difíciles momentos que viven los argentinos, Viva la Patria", claro está lavándose las manos como Pilatos, como si no tuviera demasiado ue ver con la realidad política, social y económica que vive el país (¿Acaso quién eligió a Alberto en esta dupla vicepresidencial?).

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