Por Eduardo Menescaldi
Un informe publicado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) alarma y obliga a los responsables a tomar cartas en el asunto.
Según el informe la mitad de los jóvenes argentinos entre 18 y 24 años está excluida del sistema educativo y una cuarta parte de ellos no solo no estudian sino que tampoco trabajan, por lo que se los considera totalmente excluidos de la educación y del mercado laboral.
Por otra parte, la cantidad de mujeres totalmente excluidas, que no estudian ni trabajan, es diez puntos porcentauales mayor que los varones.
Así como la historia cuenta que después de aquel censo que se realizó durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, el primer mandatario llamó de urgencia a sus ministros y les dijo que en virtud de las enormes cifras de analfabetismo que se conocieron, lanzaba una política agresiva con estas tres palabras: escuelas, escuelas, escuelas.
Después de un siglo y medio estos datos del Observatorio de la UCA tendrían que movilizar a los que mandan para lanzar una política agresiva para que educación y trabajo lleguen a los jóvenes.
Cuando observamos que un buen número de gobernadores se reúnen para pedir que se incremente el número de integrantes de la Corte Suprema de la Nación, siguiendo las instrucciones de la vicepresidenta y del mentor de la justicia kirchnerista, el ex juez Zaffaroni, entendemos que no se toma el toro por las astas y se olvida aquel mensaje preclaro que en los primeros años del siglo pasado dejó en el país Ortega y Gasset: !Argentinos, a las cosas...!
Esas cosas son las que mueven y conmueven, las que interpelan a los que mandan, oficialismo, oposición dentro del oficialismo (la única manera de definir la insolencia del ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, cuando eliptícamente llamó "borracho" al presidente de la Nación y sugirió echarlo) y también, oposición real... Todos tienen que hacer mea culpa, remitirse al informe del Observatorio de la UCA y cambiar el chip para que nuestro país, de una vez por todas, salga de la mediocridad reinante y apueste alguna vez a un destino de grandeza, como el que merece la gran mayoría de los argentinos que todos los días se levantan para construir un futuro mejor.
Comentarios