CRISTINA KIRCHNER: DOS HORAS EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS...


 Fueron casi dos horas de discurso y no hubo mayores novedades en la oratoria de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Recibió un título honoris causa de una Universidad Nacional del Chaco, por parte de su rector, y con curiosas volteretas del destino, ella que tiene múltiples causas judiciales recibió el galardón de un rector que está acusado de lavado de dinero.

En el discurso, para un auditorio que es incondicional a sus expresiones y que no le va a rebatir ninguno de sus dichos, CFK habló en el norte, mientras su compañero de ruta, Alberto Fernández, estaba al sur del sur, en Río Gallegos.

Las críticas que expresó en el discurso sorprendieron, o no tanto, porque ella siempre se aparta de la realidad, como si lo que pasa en el país no la tuvieran como responsable.

Por ejemplo, dijo que había elegido a Alberto Fernández porque no tenía partido y era independiente, como si el presidente no fuera del partido Justicialista.

Habló del mérito y de la meritocracia, haciendo diferencias como si no fueron elementos similares. Alabó el mérito y criticó la meritocracia, diferenciando conceptos que son iguales.

También se refirió a la Constitución y mostró su placer por la de 1853, incluso afirmó que era mejor que la de 1994. Se olvidó como tantas veces que ella participó de esa redacción de la reforma del 94, junto a otros constituyentes. Y todos estaban muy contentos con lo que se había sancionado. También, como dijo un oyente, se olvidó de la Constitución de 1949, sancionada por el gobierno peronista de ese tiempo.

Criticó -era de esperar porque es una constante- a los cuatro miembros de la Corte y llegó a decir que no podía ser que cuatro magistrados decidieran por todos los argentinos. No dijo que los funcionarios imputados, condenados, etcétera, surgen de denuncias con contundentes testimonios y documentos que respaldan la decisión de los magistrados, y los casos llegan a la Corte como último y excepcional recurso, pero antes son muchos los jueces que deciden las condenas.

Según parece también criticó al periodista Nelson Castro, quien constantemente habla de las patologías de la vicepresidenta -el periodista es médico- y sobre todo de sus problemas psicológicos.

CFK habló de neuronas y hormonas. Dijo que hablan de sus hormonas pero ella tiene neuronas cuando toma decisiones, y que eso molesta. 

Durante las dos horas de charla, con mucha cuota de autorreferencia, se cansó de hablar de ella como centro del mundo.

Lógicamente, CFK, que no da conferencias de prensa ni habla a medios que preguntan -en general solo se mueve con los medios oficialistas- repitió su permanente latiguillo de considerarse el eje de todo lo que pasa en el país.

En un momento habló de la boleta única de papel y criticó que sea una preocupación de la oposición cuando hay otros temas más importantes en el país, como la pobreza, la desocupación, etcétera. Como si esto que está ocurriendo en la Argentina no la tuvieran como principal responsable, de una línea política que está desarrollando un cuarto mandato, con su marido, dos veces ella y ahora el presidente que eligió para este período.

¿Alguna vez se hará cargo de su responsabilidad y hará un mea culpa de las causas de todo lo que le ocurre al pueblo argentino?

Por último, es cierto que no apareció una Cristina apelando a cartas bomba o a denigración del elegido, quizás porque se habrá dado cuenta de que hoy más que nunca tiene que tomar cartas en el asunto y asusmir la gran cuota de responsabilidad que le cabe. De todas maneras, el kirchnerismo duro sigue horadando el vulnerable poder de Alberto, y en eso mucho tiene que ver la que hoy habló dos horas en el Chaco, para mostrar un país de maravillas... el suyo.

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