CABILDO DEL 22 DE MAYO: UNA ARGENTINA QUE QUIERE SABER DE QUE SE TRATA


   Por Eduardo Menescaldi

 Cabildear, un verbo que habla de discutir y polemizar sobre los temas que hacen a esta Argentina, parodiando aquel histórico 22 de mayo cuando sectores del comercio, de la iglesia y de los ciudadanos preocupados por la legitimidad del virrey Cisneros plantearon en el Cabildo de Buenos Aires los pasos a seguir, que estallaron días después con el 25 de Mayo y la creación de la primera junta de gobierno, porque se entendía que la autoridad del virrey había perdido vigencia porque el rey de España estaba preso en las Europas de Napoleón.

La historia dice que en esos días se hizo viral -término de hoy para hablar de ayer- el reclamo: EL PUEBLO QUIERE SABER DE QUE SE TRATA.

Pasaron 210 años de aquellos hechos históricos y hoy como ayer el pueblo sigue queriendo saber de qué se trata.

Hoy mandan Los Fernández, una curiosa sociedad política que atraviesa su peor momento. Porque Ella gobierna a su antojo y EL quiere escapar de esa presión y comete a diario errores y horrores que llenan las páginas de los medios.

De pronto dice una cosa a la mañana y tiene que desmentirla horas después. Ejemplo: las retenciones. Dijo que iba a pedir al Congreso que se aumenten, y rápidamente salieron a desmentirlo... los propios funcionarios de su gobierno, con la punta de lanza del ministro de Agricultura.

En la otra vereda del mismo gobierno, la que lo eligió para esta aventura envía sus misiles a través de sus claques -léase Leopoldo Moreau, Oscar Parrilli, Fernanda Vallejos, etcétera- para bombardear a su propio gobierno, pedirle cambios de gabinete y astillar al ministro de Economía con sus dichos. Olvida Ella que fue la que eligió a EL y por lo tanto debería hacerse cargo de su despropósito.

¿Cómo tratarán los historiadores este tiempo de la Argentina?¿Cómo intentarán enseñar a los eventuales estudiosos de tiempos futuros la manera de entender este combo?

No hay que olvidar que los K llegaron al poder un 25 de mayo de 2003, después del tsunami de los años 2000, varios presidentes en pocos días, entre ellos el quilmeño Eduardo Camaño, la llegada de Eduardo Duhalde con su ministro de Economía, Lavagna y los malabarismos para superar esos idus de principios de siglo.

Nadie quería agarrar el hierro ardiente del poder y finalmente Duhalde lo convenció a Néstor Kirchner, que empezó con un 22 por ciento de los votos, es decir, con un frágil poder, que tuvo que ir consolidando con el agregado del éxtasis del poderoso caballero, don Dinero, que le permitió iniciar una carrera con vocación hereditaria. Primero él, luego su esposa, que acrisoló el poder con la imprevista muerte del líder en el domingo del censo de 2010, un 27 de octubre. Si bien pudo repetir el gobierno CFK, con el dolor de la tragedia, los años fueron pasando y se generó una grieta que terminó por catapultar al poder a quien se había destacado presidiendo Boca Juniors y gobernando la Ciudad: Mauricio Macri.

No pudo concretar sus objetivos el macrismo, con las Cámaras legislativas en minoría, las falencias en la economía y el enorme préstamo del FMI que hizo estallar una eventual reelección, y que hizo volver al kirchnerismo al poder, con la jugada del gobierno vicepresidencial.

No se resolvieron los problemas. Al contrario se fue agravando la dieta y hoy estamos con distintas líneas, oficialismo, oposición dentro del oficialismo -la que eligió a dedo a Alberto, hoy le pone todas las trabas habidas y por haber-, la auténtica oposición y el surgimiento de fuerzas que con el lema de ir contra la casta política suma seguidores: Javier Milei el mayor representante, y José Luis Espert como otro ejemplo.

En el medio de todo esto hubo que sufrir la pandemia, que cambió todas las expectativas, que encerró a los habitantes durante largo tiempo con una estrategia presidencial que se dio de bruces con los métodos aplicados en la mayoría de los países del mundo y que provocó déficit en educación, empleo, cierre de empresas, incertidumbre, desolación y mucha bronca.

Con el agravante del Olivos gate, porque el presidente festejó el cumpleaños de su esposa Fabiola en Olivos y violó el decreto que había firmado, con la amenaza de castigar duramente a los que lo incumplían. Por eso, suena a una mueca macabra la decisión judicial de poner valoro dinerario a una estafa moral a la población. Y para colmo, Alberto Fernández se quiso deslindar de su responsaiblidad, comenzó po rnegar la fiesta, luego acusó a su "querida Fabiola" y por último lo reconoció, aunque sin pedir el perdón que si bien no limpiaría la mancha provocada por lo menos daría algo de alivio a los que padecieron la medida a lo largo de la pandemia: el padre que no pudo despedir a su hija en Córdoba quien iba a morir de cáncer, el joven que se tiró al río Bermejo para ver a su hija y murió en el intento, el padre que caminó con su hija enferma varios kilómetros... etcétera.

En domingo de Cabildo abierto resulta fundamental que como hace dos siglos y doce años se quería saber de qué se trata, hoy los ciudadanos de a pie, con o sin trabajo, que padecen la inflación, la desocupación, el trauma de no llegar a fin de mes porque el sueldo no alcanza, etcétera, se siga preguntando a los que mandan, oficialismo, oposición, oposicion dentro del oficialismo, a fin de saber de qué se trata de una vez por todas...

PD: Después de esta perorata, ahora sabemos que Alberto Fernández evalúa la posibilidad de festejar el 25 de Mayo.... en la Antártida. ¿Frío para estar lejos de la Catedral y de CFK?

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