El titular de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta (foto), se mostró esta mañana bastante contrariado por la repetición de los actos piqueteros en la ciudad, que provocan dificultades a los porteños para transitar, recurrir al trabajo, etcétera.
En este sentido el funcionario destacó que se va a evitar que se repitan hechos como los de la semana pasada, cuando una multitud de integrantes de las organizaciones sociales coparon la 9 de Julio.
Se dice que podrían repetir el acampe el próximo miércoles 13 de abril, lo que pondría la cuestión en el umbral de la complicación, porque habrá que ver qué pasa si los piqueteros insisten en copar la Capital.
Rodríguez Larreta expresó que se está conversando con las autoridades de la Nación para terminar con los piquetes. Para ello debe acuerdo entre las dos partes, Nación y Ciudad, para que estos hechos no se repitan. Sin embargo, los que anuncian nuevo acampe aseguran que el miércoles de la semana próximo volverán e incluso adelantaron que frente a la posición del gobierno de la Ciudad, van a redoblar la apuesta con la posibilidad de movilizar a 50 mil personas.
Asimismo Rodríguez Larreta habló de quitar los planes a quienes acampen, lo que sería como echar más leña al fuego de la situación.
Todo esto complica la actualidad política y social, por lo que el miércoles previo al fin de Semana Santa aparece como un enorme problema, que obliga a las autoridades a tener el temple, la responsabilidad y el criterio necesario para que se llegue a buen puerto.
Todos los argentinos recordamos otra semana santa, en tiempo del presidente Alfonsín, sin duda en otro contexto porque fueron los militares los que pusieron en jaque a la democracia. Sin embargo, siempre retumban las palabras del entonces presidente, que dieron alivio a la multitud convocada en Plaza de Mayo, aquellas que decían la casa está en orden...
Ojalá que los que mandan sepan mantener el orden en la casa de la democracia. Y en este sentido habría que pedir a los Fernández que gobiernan, que más allá de su "pimpinelización" y de las ironías de un libro que parece una humillación al presidente, gobierne el sentido común porque en el medio estamos todos los argentinos.
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