El número estuvo cerca de lo que habían previsto todos los especialistas. El índice de inflación del mes de marzo llegó al récord de 6,7 por ciento, el más alto del año y uno de los más altos de los últimos tiempos (no se registraba desde hace dos décadas). En 12 meses el aumento fue del 55,1 por ciento.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, había abierto el paraguas en un programa del canal C5N, con el periodista Gustavo Silvestre. Allí habló de alrededor del 6 por ciento.
No fue exactamente esa cifra sino algo más: 6,7.
Este número, junto a la sensación que dejó el discurso de la vicepresidenta, Cristina Fernández, conformaron un combo explosivo. No olvidar que prácticamente lo denostó al presidente, Alberto Fernández, poniendo en duda su poder, incluso con la expresión de que no se trata del bastón y de la banda sino que hay que ejercerlo en realidad. Ni qué hablar de las palabras dirigidas al juez Claudio Bonadío, ya fallecido, utilizando la macabra ironía de que al magistrado lo llamó Dios, como queriendo justificar un sentido de justicia (divina), que generó preocupación, sobre todo porque hablaba ante legisladores latinoamericanos y europeos.
A esto se sumó el clima de incertidumbre que se viene con este récord inflacionario y la preocupación porque el dinero no alcanza, los alimentos suben todos los días, hay enorme desocupación, etcétera, etcétera. Y frente a ello, los Fernández jugando a ser los Pimpinela...
LOS NUMEROS
El INDEC habló de un índice inflacionario del 6,7%, pero hubo alimentos que aumentaron más. Estos fueron los incrementos de los principales alimentos: pan de mesa 24,8; huevos 21,6; café molido 19; pan francés 17,7; pollo entero 17,1; leche en sachet 13,9; harina tres ceros 13,2; queso cremoso 12,1; fideos secos 10,7 y azúcar 10,5.
Desde el gobierno dicen que van a querer evitar que a fin de año la inflación llegue al 60%.
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