!MIRE QUE LINDO MI PAIS PAISANO, SI USTED LO VIERA COMO YO LO VI...!

                                              Los Comechingones y la villa de Merlo

 Por Eduardo Menescaldi

Su nombre, Rodolfo Giménez. Pero artísticamente se presentaba con su guitarra, su canto y sus textos como Argentino Luna. Alguna vez confesó que no podía actuar con su verdadero nombre y apellido porque... era el mismo nombre y apellido de Polo Giménez (el mítico autor de Paisajes de Catamarca, el que habla de la cuesta del Portezuelo, el de un pueblito aquí, otro más allá y un camino largo que baja y se pierde).

Argentino Luna nació en Madariaga y alguna vez llegó a Quilmes, donde vivió muchos años hasta el final. Un tema que adquirió enorme difusión y que lo cantaron muchos, Zamba para olvidar ("Olvida niña que un dia/ te di promesa de amor/ entonces yo no sabía / este destino cantor").

Diario El Sol mediante conocí a Argentino, cuando vivía en la casa de la calle Belgrano (al lado del loco Houguet). Ahí me contó la historia de su nombre artístico y otras tantas anécdotas.

Otra vez lo vi muy compungido en su casa de la calle Gelly Obes, en Ezpeleta, lamentando que le habían robado su querida guitarra. Ahí recordé lo que le pasó al Chalchalero, Ernesto Cabeza, y ese dolor por la guitarra perdida se plasmó en una enorme zamba que traduce como nadie el dolor de la pérdida de esa compañera. Esa guitarra que en un principio fue madera de un árbol...

La guitarra perdida, que nació cuando a Cabeza le robaron del auto el instrumento, tuvo letra de José Ríos y música del propio Ernesto. Vale recordar esos primeros versos: "Rama sonora/ donde han brotado mis sueños/ en tu tallo vengo a dejar/ el temblor de mi nostalgia./ Quiero vivir en tu sentir/ de niña enamorada.

"Dulce guitarra/ trasnochadora madera/ las estrellas del alba dirán / de que nunca te he olvidado/ gajo cantor, busco tu voz/ dolido y solitario.

En tu boca se ha quedado/ hecho zamba mi vida/ íntimo ser, que has de volver/ en música perdida".

Argentino Luna compuso en el 2005 una canción que habla del país, de la Argentina, a la que recorrió con su canto y su guitarra de punta a punta. Fue "Mire qué lindo mi país, paisano..." y le mencionaba al interlocutor el deseo que lo viera como él lo vio. Así decía: "Un cielo limpio repartiendo estrellas/ la madre tierra cunando el maíz.

"Los cuatro rumbos que le conocí/ si usted lo quiere como yo lo quiero/ cuando lo conozca me dirá que sí". En este tema Argentino termina proponiéndole al interlocutor que seguramente cuando conozca el país como él lo conoció terminará rompiendo el boleto que tiene para irse.

De La Quiaca, en Jujuy, a Ushuaia, en Tierra del Fuego, de Las Cuevas en Mendoza a Bernardo de Irigoyen, en Misiones, los puntos cardinales extremos de un país extraordinario justifican la canción de Argentino. Y así lo pude comprobar este año.

En estas vacaciones, con el alivio de la pandemia por el Covid, quien esto escribe pudo disfrutar en familia del microclima que significa estar en la villa de Merlo, en San Luis. Fueron más de 2000 kilómetros entre ida y vuelta desde Quilmes.

En el auto pasamos por las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y finalmente San Luis. En todo el recorrido fue hermoso pasear por esta tierra maravillosa, bendecida por el Supremo Hacedor.

Campo, maizales, plantaciones de soja, provincias industriales, pequeñas localidades, etcétera en un cuadro que envidia cualquiera en otro lugar del mundo.

Y llegar a San Luis, a la villa de Merlo, es disfrutar de las sierras de los Comechingones -digamos que la villa de Merlo es una parte "cordobesa" de la provincia puntana-, el valle de Conlara, los arroyos, la belleza del paisaje, respirar el aire puro y las distintas variedades de árboles, arbustos, plantaciones, que compiten todos los colores para hermosear la vista.

Las montañas que en otro paisaje ilustró el inolvidable Joaquín V. González tienen un sabor especial. Se trata de mirar para arriba, como un paso previo al cielo de una Argentina que mueve y conmueve.

Hay poblaciones cercanas a Merlo, que tienen su peculiar condición, como Carpintería, Los Molles, Cortaderas, San Javier, Yacanto, el dique Piscu Yaco,entre otros.

Merlo fue el lugar de vida de un destacado poeta, Esteban Aguero, y en el museo del poeta, que lo recuerda luce inflando el pecho el orgullo de contar con un histórico algarrobo, del que se dice que tendría unos 1200 años.

También se pueden disfrutar los productos locales, como los alfajores, el chivito, el quesillo de cabra, los vinos, los olivos, entre otros.

En fin, se comprueba el estribillo que alentó Argentino Luna: "mire qué lindo mi país paisano... si usted lo viera como yo lo vi...".


                                                                  Argentino Luna

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