No fue feliz la expresión del presidente de la Nación, cuando en un acto dijo que desde el viernes van a empezar "la guerra contra la inflación".
No puede considerarse adecuada la afirmación cuando el mundo está en vilo por la invasión rusa a Ucrania y los males de una guerra que mueve y conmueve.
Pareció, el presidente, enancarse en esta guerra para hacer una analogía tototalmente improcedente. Salvo que siga pensando como cuando se encontró con este líder tóxico Vladimir Putin en Moscú y le ofreció mansamente al país como puerta para la llegada de Rusia a América Latina.
Y cuando se escucha al general Milani, muy cercano a Cristina Kirchner, elogiar a Putin y considerarlo como el mejor líder del mundo, se podrá intuir que alguien está pedaleando en el aire y confundiendo los términos entre democracia y autocracia.
Rusia es una autocracia y en el sueño imperialista de Putin -que llevó a algunos a compararlo con Adolf Hitler- invade Ucrania para extender su dominación, aunque el pueblo ucraniano sigue dando una muestra acabada de coraje y de resistencia ante un invasor muchísimo más poderoso. Pero Ucrania pelea con el corazón de su gente y si bien hay muchos "soldados" caídos en esta defensa, siguen rodando los sueños de libertad.
Hay también algunas informaciones que permiten alentar esperanza. Como esa periodista rusa que se animó, en la televisión nacional, a mostrar un cartel repudiando la guerra en medio de la transmisión de un noticiero y que también difundió un mensaje, que se viralizó, en el que explica la equivocación del líder ruso al poner al pueblo en la disyuntiva de tener que fumarse la invasión a sus hermanos ucranianos.
Los refugiados se multiplican por millones y van cruzando la frontera de Ucrania, fundamentalmente rumbo a Polonia, también a Hungría, Moldavia, Rumania, Turquía...
Esta es la verdadera y lamentable guerra que sacude al mundo. Demasiado importante como para justificar que el presidente Fernández se suba al término para enfrentar .... a la inflación.
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