EL TEATRO DE DUELO: LA MUERTE DEL GRAN ENRIQUE PINTI

                                                    El gran Enrique Pinti


Sin duda se fue una de las grandes figuras de la escena nacional, un maestro del monólogo y de la sabiduría. Enrique Pinti falleció a los 82 años y dejó una enorme carrera artística, que lo convirtió en el gran bufón nacional. Nadie como él describió la historia argentina y mundial con su inolvidable espectáculo Salsa Criolla, que durante diez años se presentó en el teatro Maipo.

Fue actor de cine y teatro, fundamentalmente de teatro y curiosamente se fue el día mundial del teatro, el 27 de marzo.

Incursionó en los más diversos terrenos de la creación. Escribió para niños y para adultos, creó gran cantidad de sketches, cuentos y monólogos para programas televisivos.

Desde 1973 puso el acento en el show unipersonal. Entre otros éxitos vale mencionar Historias recogidas I y II, El show de Enrique Pinti, Vote a Pinti, Pan y circo, Salsa criolla. Sobre esta última debe recordarse que fue descripta acomo una saga histórico musical que recorre nuestra historia desde el descubrimiento de América hasta nuestros días, con un tremendo éxito.

Participó en series televisivas y películas, como "Sentimental", de Sergio Renán, "Esperando la carroza", de Alejandro Doria, "Flop", de Eduardo Mignona, "Perdido por perdido", de Alberto Lecchi (por este trabajo recibió el premio al mejor actor de reparto en el festival de cine de La Habana), etcétera.

Fue cronista de Clarín y tuvo un micro en Radio Mitre y en 1992 estrenó su propio ciclo televisivo de Pinki y los pinguinos.

Otros destacados espectáculos que lo tuvieron de protagonista fueron "Pericón nacional" y Pinti canta las 40.

Fue quizás el que mejor marcó la historia política argentina desde el humor. Y por más que en sus monólogos mechara las denominadas malas palabras, la realidad es que salvo excepciones esos términos no ofendieron porque detrás del mensaje estaba la reflexión para el espectador. Porque el que iba a verlo sabía de ello, lo recibía con alegría y después del espectáculo se iba con la reflexión a cuestas para comprender la realidad nacional. 

Escribió varios libros que hoy son de culto. Uno de ellos, "Del Cabildo al shopping", y en la contratapa describe una realidad que lo marcó desde la escuela primaria. Digamos que siempre contó que en la familia, cuando decia que quería ser actor -en aquellos tiempos, recordemos que nació en 1939- se le preguntaba de qué iba a trabajar, como si ser actor no pudiera ser una fuente de ingresos. El logró el objetivo con creces.

Esto es lo que cuenta Pinti en este libro "Del Cabildo al shopping", su pasión por la historia nacional: "Era increíble. Mis pesadillas en  la primaria y la secundaria deberían haber sido las matemáticas, la física o la química, incluso la educación física, que mi alma más gorda aun que mi cuerpo rechazaba...

Pero no. Curiosamente o no, según como se mire, mis pesadillas eran como una querida materia que muchos odiaban y yo idolatraba: la vieja y peluda Historia Argentina. ¿Por qué, si me encantaba la narración de aquellos hechos, estos se convertían en escenarios de mis pesadillas?

Aquella Máquina del Tiempo que podía hacer retroceder a contemporáneos del siglo XX a cualquier época pretérita, ¿había hecho estragos en mi mente?¿Mi lógica y algún amigo historiador me escupirán el salpicón nacional con algunas verdades molestas?¿Me harían bolsa mi Cabildo de cartón y mi casita de Tucumán tan laboriosamente armados con alguna otra lectura qu,e diera por tierra al viejo manual de Grosso y Astolfi? !Vaya uno a saber!¿Quiere saberlo?

Dele, si no tiene nada mejor qu,e hacer, avance en la electura del thriller que Alfred Hitchcock y Agatha Christie no se atrevieron a plantear: La Historia Argentina... la de mis pesadillas. Y que les quede claro, por favor, no hay intención alguna de faltarle el respeto a ningún prócer ni principio fundamental de la Nación... Pero las pesadillas son así:; irreprimibles, desordenadas e indomables, como los chicos y los locos, que (suele sostener la creencia popular) son los únicos que dicen la verdad, aunques sean políticamente incorrectos. !Ah y por favor no cuenten el final".

Digamos que las palabrotas o presuntas malas palabras que Pinti desparramaba a carradas no ofendían porque, como dijo alguna vez en el Congreso de la Lengua en Rosario el maestro Roberto Fontanarrosa, sin duda las verdaderas malas palabras son corrupción, pobreza, deshonestidad, miseria, etcétera.

Enrique Pinti deja una tremenda huella, donde la historia argentina fue recorrida con humor y profundidad, era una apuesta para saber de dónde venimos y hacia dónde vamos, y constituía una tremenda interpelación a los responsables de conducir los destinos de este país, Argentina, que supo honrar con su talento.

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