Esta vez parece ser que la adulteración de la droga produjo el estallido. En todo caso se hace público una situación por muchos conocida y por pocos afrontada.
Ya son 23 los muertos por consumir droga adulterada y hay más de 80 internados. Frente a ello resultan preocupantes las declaraciones del ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. Porque ha dicho sin ponerse colorado que son 200 mil las dosis que se venden a diario entre Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Y no solo eso: a su entender por las dosis que se distribuyen por día en el AMBA, dijo que podrían haber habido 2000 muertos.
Berni también tuvo un cruce con su par de la Nación, Aníbal Fernández. Berni había solicitado que quienes adquirieron droga en las últimas 24 horas que la descarten, y Aníbal publicó que la droga mata, en Argentina, Uruguay, Estados Unidos, a modo de chicana.
Berni le respondió al ministro que si tenía otra solución para el flagelo que la presentara y le recordó que esta no era una sensación la inseguridad, como alguna vez dijo el quilmeño.
Mientras esto ocurre y se extiende el abanico para poner en primer lugar un mal que afecta al país y a otros, pero que en el nuestro a crecido a pasos agigantados con el desarrollo del narcotráfico en forma exponencial.
Será el momento de que los que son responsables se pongan las pilas y dejen de lado el relato.
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