EL ALFAJOR QUILMEÑO CAPITAN DEL ESPACIO CUMPLE SEIS DECADAS


 Fue el 2 de febrero de 1962 la fecha en que comenzó a funcionar la popular fábrica de alfajores, Capitán del Espacio, orgullo quilmeño. La primera estuvo en Ezpeleta.

La idea del empresario Angel de Pascalis, fallecido en 2012, empezó junto a su vecino Arturo Amado, repartidor de leche.

Un año después la empersa se amplió y se mudó a Bernal Oeste. En1972 se instaló en el lugar donde aún sigue, en Gran Canaria 350 (también entrada por República del Líbano).

No está demasiado comprobado el motivo del nombre, pero puede estar ligado a la época o era espacial que en esos tiempos colmaba los medios, y que tuvo su explosión aquel 20 de julio de 1969 con la llegada del hombre a la Luna, con Neil Amstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins (desde la Argentina nació la idea, por parte del odontólogo Enrique Febraro, para celebrar los 20 de julio el día del Amigo).

Una de las ideas fundamentales que siempre alentó don Angel con su Capitán del Espacio es que la venta se hacía de boca en boca, con la recomendación del consumidor sin recurrir a la publicidad o a la distribución en los distintos comercios.

Alguna vez el periodista Chiche Gelblung, en su medio virtual Minuto Uno, se sorprendió por la popularidad del alfajor sin necesidad de dar publicidad.

En base a esa nota publicada, recibió muchísimos mensajes de quilmeños o vecinos que alguna vez vivieron en la ciudad, que resaltaron la calidad del producto y los recuerdos de la infancia y adolescencia.

La fábrica sigue estando en Quilmes Oeste, en la calle República del Líbano -la otra entrada por Gran Canaria- y pasar por el lugar ya vale la pena porque se huele el alfajor a la distancia.

Otra de las  condiciones de don Angel era producir un alfajor de alta calidad, pero mucho más barato que otras marcas destacadas (como Balcarce o Havanna).

La clave del éxito está en la calidad del producto, que tiene cuatro variantes: blanco, chocolate, fruta y triple de chocolate.

El Capitán del Espacio tiene calidad, mítica, sabor y lleva a recordar tiempos de infancia y adolescencia de quien se mudó de la ciudad.

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