NOVAK DJOKOVIC: EL RAQUETAZO DEL SENTIDO COMUN

 Las normas están para cumplirse, se trate del número uno o del último orejón del tarro. Por eso, la deportación del número 1 del mundo del tenis, el serbio Novak Djokovic, hace al sentido común que para muchos puede ser el menos común de los sentidos.

El tenista fue deportado de Australia, no podrá disputar el torneo de Australia y se quedará con las ganas de sumar un récord más a su extensa y exitosa trayectoria.

En tiempos de pandemia más que nunca la decisión de no vacunarse va contra la corriente y quiebra la norma de cumplir con las reglas.

Alguien ironizó que en su nombre y apellido estaba la decisión, porque Novac podría ser tomado como No vacunas y Djokovic, como dio covid (positivo).

Más allá de las chanzas la realidad le dio un raquetazo a este enorme tenista, más allá de las declaraciones del papá que quiso politizar la cuestión.

Novac no podía tener "coronita" y las autoridades australianas hicieron pesar la justicia, para que no terminara jugando por un capricho de la excepción.

Así como alguna vez a Maradona le hicieron la cama en Estados Unidos, con el dóping positivo, porque existía el runrun de que se lo había tomado como señuelo para promocionar el mundial de la potencia americana, y después presuntamente le sacaron el banquito, como diría Ringo Bonavena, Diego no pudo seguir jugando y se avino a las normas digamos del establishment si se quiere.

Nadie puede sentirse superior o más allá de las reglas, sea quien sea, es decir Novac o el último habitante de la Tierra, aunque en algunos lugares parezca que eso de gambetear las leyes sea moneda corriente, algo que los argentinos conocemos con creces.

En fin, Novac regresa a su país y tendrá tiempo de evaluar si su causa valía la pena o si fue un capricho o una de esas excentricidades de las que suelen jactarse los divos.



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