SE CUMPLEN DOS DECADAS DE LOS GRAVES INCIDENTES DEL 2001


 Fueron días aciagos para el país y se están cumpliendo dos décadas de esos episodios, que terminaron con el presidente Fernando De la Rua, quien se fue de la Casa de Gobierno en helicóptero.

En esos días, que tuvieron epicentro el 19 de diciembre con incidentes, saqueos, heridos y fallecidos, y que produjeron el desenlace de la renuncia del presidente la consigna que gritaban muchos argentinos era el "que se vayan todos". Después de dos décadas, la realidad es que no se fue ninguno.

En todo caso el presidente se dio cuenta de su debilidad. Porque declaró el estado de sitio a raíz de la grave situación institucional, pero la respuesta fue violento y finalmente debió renunciar.

El fotógrafo presidencial le sacó la última foto en el despacho y después subió a un helicóptero para decir adiós a la presidencia. Así lo comentó el piloto del helicóptero en charla con el periodista Eduardo Feinmann por Radio Rivadavia (a propósito, Feinmann se está despidiendo de la emisora porque desde febrero conducirá la primera mañana en Radio Mitre, en el lugar que dejó Marcelo Longobardi).

El piloto del helicóptero reconoció que no sabía que De la Rua había renunciado y explicó que con respecto al destino del viaje, existían dudas entre la residencia de Olivos, un establecimiento militar o incluso Uruguay.

Los días aciagos del 2001 desencadenaron una serie de sucesos que quedaron para siempre en la imagen de los argentinos, con el saldo trágico de varios muertos por la represión.

El país vivió los días después momentos desconcertantes, con varios presidentes que se fueron sucediendo, entre ellos el quilmeño Eduardo Oscar Camaño, quien presidía la Cámara de Diputados de la Nación. Camaño fue presidente por algo más de un día en el cruce de fin de año y el inicio del nuevo 2002.

Finalmente la asamblea legislativa designó en la presidencia al doctor Eduardo Duhalde, quien asumió esa mochila candente que era esa Argentina del 2001, sacudida por el corralito, el corralón, la apropiación de la plata de la gente, y la frustración de una Alianza que había llegado al poder para borrar los males del menemismo y que terminó de la peor manera. Duhalde enderezó la nave y dejó el camino para que en las elecciones de 2003 llegara el kirchnerismo.

También llegó la ilusión con los patagónicos pero a dos décadas de aquellos acontecimientos la realidad, que es la única verdad, es que el país sigue en aguas de zozobra, con grieta y preocupación por lo que viene, el poder bifronte, la recuperación de terreno de la oposición, que derivó en el rechazo del presupuesto ... y la esperanza siempre vigente de que alguna vez los que mandan se den cuenta que deben satisfacer las necesidades de quienes depositan el voto con toda la ilusión puesta en ellos.

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