DE LA "PLAZA DE LA DEMOCRACIA" AL ESCENARIO DEL ESPANTO

                                            Desde 1810 a nuestros días, la Plaza de la historia


 Habían convocado con un video institucional "tierno", invitando a festejar el día de la democracia -coincidente con el día de los derechos humanos.

La cita era en la mítica Plaza de Mayo, para recordar aquel histórico 10 de diciembre de 1983, a 38 años de aquella jornada inolvidable, con la asunción del doctor Raúl Alfonsín como presidente de los argentinos.

Sin embargo terminó siendo la plaza de la "pimpinelización" de la política, con los discursos de Cristina Kirchner, más fiel a si misma que nunca -por supuesto en sus "piñas" cayeron los medios, la justicia, Macri, el FMI, los radicales (les pidió que se espabilen porque supuso que el FMI había volteado a dos de sus gobiernos), etcétera- y Alberto Fernández, más "si Cristina" que nunca, respondiéndole al pedido de que no firme un acuerdo con el Fondo que signifique arrodillarse.

El "no te preocupes Cristina" se transformó en una muletilla del presidente, que como siempre causa preocupación cuando se compara con las presentaciones del dúo Pimpinela, de los hermanos Galán.

En esa plaza de ayer eran muchos más los ausentes que los presentes (toda la oposición no fue invitada, tampoco ex presidentes vivos como Eduardo Duhalde y Mauricio Macri. Solo estaban Lula da Silva y Pepe Mujica). Estos últimos eran los militantes que festejaban la última derrota con una actitud difícil de comprender. Entretanto se hacían el bolsillo los vendedores de choripanes, remeras (a mil pesos con los personajes del oficialismo imaginables, léase Alberto y Cristina, Néstor, frases, entre otras propuestas) y otros enseres.

El discurso de la vicepresidenta contrastó brutalmente con el día anterior en el Senado cuando Esteban Bullrich derramó lágrimas, contagió a los presentes (excepto CFK) al anunciar su renuncia indeclinable al Cuerpo por razones de salud, esa enfermedad tan particular llamada ELA (Esclerosis Lateral Amórfica).

Cristina pareció ayer no registrar ni una imagen del senador leyendo su renuncia por un dispositivo mecánico especial, al contrario a la hora de abofetear a los que ella considera culpables de todos los males de Argentina se encargó de repartir por doquier. Así recibieron jueces, Justicia, medios, políticos -llegó a comparar a Macri con Videla- y sentenció, por aquello que alguna vez le dijo a los jueces -A mí la historia ya me absolvió-, lo siguiente: "Cuando éramos más jovenes los gobiernos nacionales populares éramos desalojados por golpes de Estado. Esta vez vinieron con togas de jueces y medios hegemónicos para construir imágenes y juzgar, no en los juzgados sino en los medios".

Y remató pidiendo el voto inteligente en las urnas, o sea el voto a ella y sus militantes, curiosa manera de definir la democracia.

Habría que recordarle que en tiempos de dictadura los Kirchner se fueron a Santa Cruz para hacer fortunas con la famosa 1050, que les permitió sumar propiedades de gentes que se quedaban sin posibilidades de pagar y debían entregar las propiedades que pretendían comprar. En fin....

Pepe Mujica, el ex presidente uruguayo y ejemplo de vida -dejó el poder y vive en forma austera en su querida granja- dio un consejo que en medio de una euforia oficialista pudo quedar diluido pero que bien vale la pena tomqr en cuenta. Habló de la democracia y pidió casi como un ruego...!!!CUIDENLA!!!

Cristina bailó ayer en la plaza de Mayo ante su gente, que le rinde culto casi con devoción religiosa, mienteras el pueblo suma problemas que alguna vez habrá que resolver. Si Alfonsín llegó al poder par proclamar que venía a servir y no ser servido, quizás la gran deuda de la democracia pase precisamente por esa cuestión: muchos han creído o creen que llegan al poder para ser servidos y no para servir.

Ojalá que el discurso del día anterior del senador Bullrich, quien habló fundamentalmente de cerrar la grieta y dejar de lado las mezquindades, trascienda mucho más que el de ayer en la Plaza que pareció ser simplemente mirarse en el ombligo y olvidar a los que no piensan igual. Con la debilidad de pensar que hacerse fuertes es cargas las culpas a los demás...

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