SEÑORA DE OJOS VENDADOS, QUE ESTAS EN LOS TRIBUNALES...


 Entre las piezas míticas que escribió la exitosa autora María Elena Walsh, la genial juglaresa de Buenos Aires como la llamaba el peruano Hugo Guerrero Marthineitz, se encuentra Oración a la Justicia. 

Allí comienza diciendo: "Señora de ojos vendados, que estás en los tribunales, sin ver a los abogados, bajá de tus pedestales, quítate la venda y mira cuánta mentira!

María Elena no imaginó que lo que escribió hace bastantes años tendría hoy enorme actualidad, después del sobreseimiento de la ex presidenta Cristina Kirchner, esquivando la posibilidad del juicio oral, porque se prefirió dejar de lado la avalancha de pruebas y documentos que se reunieron en la causa, y se optó por esta medida de dos jueces -la terceragistrada ma no avaló la decisión- como única manera de que el juicio oral pusiera sobre el tapete la realidad.

Sigue diciendo Maria Elena en su Oración... "Actualiza la balanza, y arremete con la espada, que sin tus buenos oficios No somos nada...

Lávanos de sangre y tinta, resucita al inocente, y haz que los muertos entierren, El expediente...

Espanta las aves negras, aniquila a los gusanos, y que a tus plantas los hombres, se den la mano...".

La escritora, cantante, enorme autora sigue dando sus definiciones referidas a la justicia. "Ilumina al juez dormido, apacigua toda guerra, y hazte reina para siempre, de nuestra tierra...

Señora de ojos vendados, con la espada y la balanza, a los justos humillados, no les robes la esperanza, dales la razón y llora, porque ya es hora...".

Después del sobreseimiento, hay que retomar las imágenes que dejó María Elena en esta Oración y apuntar a eso que le pide a "la señora de ojos vendados", que no nos roben la esperanza, que le dé la razón y llore... porque ya es hora...

Ya es hora de que la Justicia sea justa, y no se politice porque los que tienen que decidir lo hacen con justicia y no se dejan llevar por sus filiaciones políticas, como se desprende del fallo de estos dos jueces que son confesos letrados afines a quien juzgan. Como para que el abogado que defiende a la vicepresidenta, el doctor Beraldi, hable de causa armada, y le dé un puntapié a todos las pruebas que como avalancha caen sobre sus conciencias.  

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