LA MUERTE DE DOS JOVENES Y EL COMUNICADO DEL DEPARTAMENTO JUSTICIA Y PAZ

 A raíz de las violentas muertes de dos jóvenes, Lucas Cancino, en Quilmes, asesinado cuando iba al colegio y Lucas González, en Barracas, víctima del gatillo fácil, el Departamento de Justicia y Paz de la Vicaría de Solidaridad de la Diócesis de Quilmes emitió el siguiente comunicado.

"¿Dónde está tu hermano? Entonces, el Señor preguntó a Caín:¿Dónde está tu hermano Abel? No lo sé, respondió Caín. ¿Acaso yo soy el guardián de mi hermano?. Pero el Señor le replicó: ¿Qué has hecho? !Escucha! La sangre de tu hermano grita hacia mi desde el suelo (Génesis 4,9.10).

Lucas Cancino, de 17 años, fue víctima, semanas atrás, de un robo violento que terminó con su pecho apuñalado y muriendo en los brazos de su abuela. Lucas iba a la escuela en bicicleta. Quien lo asesinó fue otro pibe, otra víctima también del sistema. Un pibe cuya vida desde pequeño fue un infierno de abandono, hambre y consumos problemáticos. Fratricidio en Quilmes.

Hoy, otro Lucas, González, también de 17 años fue víctima del gatillo fácil. Fue muerto por la policía, cuando salía de un entrenamienteo de fútbol en Barracas. Esos policías de la Ciudad, probablemente de origen tan humilde como Lucas, se convirtieron  en victimarios envalentonados por el discurso de la mano dura para los delincuentes. Fratricidio en CABA.

La complejidad del entramado social del conurbano bonaerense, atravesado por la terrible desigualdad económico, se quiere simplificar desde los medios de comunicación y las redes sociales en la división binaria: de un lado, supuestamente, estaría la gente de bien, trabajadora y que estudia, honesta; y por otro lado, los delincuentes, asociados las más de las veces a la portación de cara oscura, gorrita y domicilio en barrio marginal. La solución de la mentada inseguridad es fácil para estos comentadores expertos en todo, detrás de micrófonos y de pantallas; más policía, más mano dura, más cárceles, más muerte al que mata. Discursos de odio que empujan al odio.

Para quienes creemos en el Evangelio y en el proyecto de Jesús, fraterno y sororo, y de especial atención a los más pequeños y a los más pobres, pensamos que el camino siempre es más vida y no más muerte.

Para quienes creemos en el Evangelio, pensamos que la paz más sólida se gesta en una sociedad más justa. La desigualdad será siempre el caldo de cultivo de toda violencia.

Por supuesto que exigimos justicia por estos Lucas asesinados y acercamos nuestro abrazo de consuelo a estas familias atravesadas por el dolor. Pero esta cadena fratricida no se superará mientras tantos y tantas son empujados a los márgenes de la vida, a los abismos de la muerte.

Mientra tanto seguimos implorándole al Dios de la vida y de la misericordia: Venga tu reino de fraternidad, de sororidad, de justicia y de paz.

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