LA CUENTA REGRESIVA HACIA EL HISTORICO 14 DE NOVIEMBRE


 Alguien dijo con ironía que en un país donde hay elecciones cada dos años, los comicios deberían incluso ser menos espaciados. Porque ante la amenaza del voto popular, los responsables comienzan a hacer todo lo que prometieron y que se olvidaron de concretar.

Entre las PASO del pasado 12 de setiembre y las generales del 14 de noviembre, prácticamente dos meses de distancia, la realidad mostró una serie de medidas que adoptó el oficialismo para tratar de revertir la derrota. Y muchas veces eso se tradujo en dádivas, concesiones, regalos, obras terminadas a todo apuro, etcétera, que muestran un poco de desesperación en el objetivo de hacer cambiar el voto a quien no sufragó por el oficialismo y también sumar a los que no se acercaron a las urnas ese 12 de setiembre.

Las encuestas dicen que difícilmente pueda revertirse la tendencia, porque por más dádivas que se reciban el votante no quiere dejarse atropellar en su dignidad y prefiere mantener el sentido filosófico de su expresión en las urnas.

Hubo muchos dobles mensajes o contradicciones en las medidas que se adoptaron y también se mostró una sensación de que se apelaba al extremo para tratar de cambiar el destino. Si incluso el mentado congelamiento de precios se transformó en un bumeran con la cuota de faltantes y artilugios para cumplir sin afectar costos.

El riesgo país y el incesante incremento del dólar son también una respuesta del mercado a la propuesta oficial, lo que coadyuva aun mas a suponer que lo que ocurrirá después del 15 de noviembre ingresa al ámbito de una total incertidumbre, junto a una enorme cuota de preocupación.

Se habla eventualmente de consenso o políticas de acuerdos en temas esenciales, que podrían provenir de los que mandan hacia la oposición, pero que también generan algo de desconfianza por aquel viejo refrán que dice que "el que se quema con leche....".

No se trata de llorar porque se ve a una vaca, pero sí de tomar distancia cuando insinuar algún consenso puede terminar en una trampa.

Todos los caminos conducen, de todas maneras, a suponer que a partir del 15 de noviembre se vivirá un nuevo país. Porque lo que está en juego el domingo anterior es el destino de la Nación, frente a dos propuestas totalmente disímiles, prueba elocuente de las dos Argentinas que dirimen fuerzas ese 14 de este mes.

Ojalá que después de las generales el país encuentre un rumbo de grandeza y que termine imponiéndose de una vez por todas el sentido común, más allá de que muchas veces no es el más común de los sentidos.

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