EL VOTO DE LA DOCTORA JULIETA LANTERI AQUEL 26 DE NOVIEMBRE DE HACE 110 AÑOS


 Agradecemos al colega Norberto Giallombardo por el recuerdo del primer voto femenino en la Argentina, aquel 26 de noviembre de 1911, o sea hace 110 años, por parte de la doctora Julieta Lanteri (foto), una de las primeras médicas del país y que tenía lazos directos desde Buenos Aires con Berazategui.

Por eso recurrimos al libro Paloma blanca que publicó la periodista Ana María de Mena referido a la vida de la doctora Lanteri.

En el libro se hace una gran investigación de la doctora Lanteri, nacida en Italia. Los Lanteri eran oriundos de Piaggia, un pueblito de Briga Marítima en la región del Piamonte -actualmente es Le Brigue de Francia, como consecuencia de la modificación limítrofe posguerra-.

Julia nació el 22 de marzo de 1873 y era hija de Matea Guidi, segunda esposa de Antonio Lanteri. Fue bautizada como Julia Magdalena Angela.

El padre de Julieta había estado en Buenos Aires donde se casó con su primera esposa y ahora venía para hacerse cargo de una vivienda que heredó de ella.

Los Lanteri se instalaron en 3 y 42, en La Plata, ciudad que había sido fundada años atrás y que se planteaba como una ciudad moderna, con aspiraciones, la primera con trazado planificado en la Argentina.

Vale recordar que La Plata fue elegida capital de la provincia y se sentó su piedra fundamental aquel 19 de noviembre de 1882 por el arquitecto Dardo Rocha (La Plata le ganó en la apuesta a Quilmes que también fue postulada como capital.

LA MEDICINA

Cuenta Ana María de Mena que Julieta Lanteri estudió en el Colegio Nacional de La Plata, un establecimiento exclusivo para varones. Era el único establecimiento que habilitaba para ingresar a la Universidad, donde pensaba seguir la carrera de medicina.

No le fue fácil porque debió solicitar una autorización espeical al decano de la Facultad de Medicina de Buenos Aires, doctor Leopoldo Augusto Montes de Oca, para recibir la matrícula y poder realizar el curso preparatorio.

Debió enfrentar la oposición del mundo masculino -ya la llamaban Julieta- siguió adelante y se recibió de médica. Fue la quinta mujer que accedió a ese título. También hizo estudios de sociología y leyó cuanto llegó a sus manos en la disciplina. En el Hospicio de las Mercedes hizo estudios sobre enfermedades mentales.

POLITICA

Incursionó en política y siguió con interés la tarea del Partido Socialista, consustanciada con la preocupación por la clase obrera. 

Se hizo muy amiga de la primera médica argentina, Cecilia Grierson. De los encuentros surgió la fundación del Centro de Universitarias Argentinas. Ahí había egresadas de Medicina, Derecho y Filosofía y Letras. Un núcleo que se destacó como impulsor de los derechos femeninos.

EL VOTO FEMENINO

En 1910. año del centenario de la revolución de Mayo, se realizó en el país el Congreso Femenino internacional. Una iniciativa de la doctora Lanteri.

Dice Ana Maria de Mena "aguerrida y femenina al mismo tiempo, Lanteri fue transgresora desde el vamos, desde que a los 21 años eligió estudiar en un colegio reservado para varones, aun sabaiendo todos los inconvenientes que implicaba.

La doctora siguió los debates que culminaron con la aprobacion de la Ley Sáenz Peña. Ella siguió los debates desde las gradas y en una ocasión, reclamó a viva voz el voto femenino. Una contundente rechifla fue la reacción de los presentes.

Cabe mencionar que en noviembre de 1911 debía renovarse el Concejo Deliberante de Capital Federal. Regía la ley 5098/1907 que decía que el padrón electoral debía ser reemplazado cada cuatro años, para su actualización.

En ese momento podían ser empadronados los ciudadanos mayores de edad que supieran leer y escribir que pidieran la inscripción en forma personal y vivieran en Capital desde un año antes de la fecha de inscripción. También debían haber pagado impuestos, contribución directa, patente comercial  o industrial por un monto no inferior a 100 pesos, durante los últimos doce meses o debían haber ejercido alguna profesión liberal dentro de los límites de la Capital.

Julieta, no pudo ser menos, y se presentó en la Sección 2a., Mesa 1, de Capital, para pedir la inscripción en el padrón municipal.

Ella ejercía la medicina, pagaba los impuestos y residía en Capital. La inscribieron bajo el Nro. 80 el 16 de julio de 1911 como argentina naturalizada, de profesión médica, con domicilio en Suipacha 782, Buenos Aires. Tambien quería que la enrolasen, para figurar en los padrones  militares que sentaban las bases de los padrones electorales.

El 26 de noviembre de ese año fue la elección para la renovación del 

el sufragio. En América llegaría a las estadounidenses en 1919 y para las ecuatorianas en 1929. En Europa les fue concedido en 1915 en Dinamarca, en 1918 en Inglaterra y un año después en Alemania.

El primer paso que dio lal doctora Lanteri sirvió con los años para la sanción de la ley del voto femenino, de la mano de Maria Eva Duarte.

MISTERIOSO ACCIDENTE

La doctora Lanteri tenía una propiedad en Berazategui que en aquellos tiempos era casa de fin de semana o de veraneo, llamada Villa Edelmira.

Dice Ana María de Mena que principios de 1932 la revista Mundo Argentino, de la editorial Haynes, realizaban encuestas sobre figuras públicas relevantes, sobre la posibilidad de cobrar un impuesto a los hombres solteros.

La periodista Adriana Piquet entrevistó a Julieta Lanteri, y ante la pregunta respondió: "¿Un impuesto más?!Nunca!!Si se deben abolir a los que ya tenemos!".

La periodista le dijo que era una manera de fomentar el matrimonio y la doctora se preguntó: ¿A obligar a que se casen los hombres? !No!!Libertad!!Libertad!!Libertad!¿Y para que quieren ustedes que los hombres se casen? ¿Para multiplicar la especie? Para eso no es necesario unirse a un hombre durante toda la vida.

La periodista le replica diciendo si las feministas querían o no a los hombres. "Naturalmente que sí y mucho. Por eso, nos oponemos a cualquier ley que los perjudique. El impuesto a los solteros seria una iniquidad. En todo caso, hágase algo contra esos casados que se apegan al matrimonio como si fuese el único destino del hombre. A muchos los embrutece completamente".

UN SOSPECHOSO ACCIDENTE

En 1932 el diario La Vanguardia denunciaba represión estudiantil por parte de la policía y apremios a los ciudadanos, con titulares destacados en las principales páginas,

El 22 de febrero de ese año se levantó el estadio de sitio.

Al día siguiente, un martes -uno después  de la entrevista en que la doctora habló del impuesto a la soltería- mientras Julieta caminaba a su consultorio, después de almorzar en la casa de Thebe A. Lanteri, sobrevino un accidente.

"Confiadamente iba a cruzar la Diagonal Norte, cuando un automóvil al realizar una imprudente maniobra y al ponerse en movimiento hacia atrás, provocó la caída de la leader femenina" (publicado por el diario El Mundo el 25 de febrero de 1932).

Se agrega que era un automóvil particular Nro. 244. Lo conducía David Klapenbach el que derribó a la doctora Lanteri con cierta violencia, según el diario El Mundo. La cabeza dio con el cordón de la vereda  y el golpe le causó la fractura de la base del cráeno y otrafs lesionesd e gravedad, y contusiones en el cuerpo por la caída. El conductor huyó, según las crónicas period´siticas.

La atendió el doctor Enrique Finochietto, en el Hospital Rawson de Buenos Aires, donde entró en estado de coma a las 14 del día siguiente. Pese a los cuidados murió a las pocas horas.

La familia señaló que no hubo investigación sobre el hecho, quedando la duda sobre si fue un accidente o un atentado.

Dice Ana María de Mena que el doctor David Klapenbach era integrante de la Liga Patriótica, una asociación paralmitar surgida a principios de la década del 20, con profesionales, comerciantes y gente instruida que actuaba en la represión de los huelguistas.  La modalidad de los miembros era circular armados y recorrer las calles en sus autos de manera intimidatoria. Todo anarquista, librepensador, maximalista (simpatizantes iniciales de la Revolución Rusa de 1917) y toda persona "distinta" del común era vista como amenaza para los miembros de la Liga. Y Julieta, sin dudas, era distinta y sobresalía.

CASA DE LAS ANIMAS

La última vivienda de la doctora Lanteri, en calle Mitre y 24, Berazategui -la compró en 1929- fue llamada la casona maldita, la casa de las ánimas y otros apelativos por el estilo, por el destino dramático de algunos de sus moradores.

Esa casa, llamada mansión Durante o Villa Edelmira, más tarde la casa de la Lanteri, hoy es La Chaqueña que ha sido fotografiada y pintada por profesionales y artistas que encuentran en ella muchos motivos de inspiración.

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