Ya está corriendo la jornada electoral de un domingo muy especial. Los medios se encargan de poner en el candelero a los candidatos en el momento del voto y por ahora todo se desarrolla con absoluta normalidad, como no puede ser de otra manera.
La democracia está firme y cada domingo de votación es una demostración fehaciente de la vigencia del mejor sistema de gobierno, con sus virtudes y sus defectos.
En el caso de la elección de la fecha -se renuevan los poderes legislativos en todo el país- la puesta en escena sirve para conocer al final del día de qué manera los argentinos deciden la formación del nuevo Congreso nacional y las legislaturas provinciales y municipales en todos los distritos.
El gran desafío, entonces, es tratar de lograr poderes equilibrados para poder solidificar un sistema que no puede dejarse llevar por vientos de autoritarismo, como algunos pretenden.
En ese sentido lo que se define hoy es qué país quieren los argentinos para lo que viene, con el objetivo de sostener un sistema que no expulse a los habitantes sino que los ensamble para lograr objetivos comunes.
A partir de mañana, con los nuevos datos, será cuestión de comenzar a atacar los problemas y buscar las mejores soluciones, dentro de la máxima orteguiana de "argentinos, a las cosas".
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