Menos de seis semanas restan para el domingo 14 de noviembre, cuando el pueblo argentino irá a las urnas para votar a sus legisladores, teniendo en cuenta ese primer veredicto el pasado 12 de setiembre.
Las encuestas, los analistas, la sensación general hacen suponer que no habrá demasiados cambios en relación a lo que ocurrió en las PASO, lo que sería bueno para equilibrar el sistema republicano y la división de poderes.
De concretarse esa primera versión se podrá contar con cámaras legislativas más equilibradas, dejando de lado supremacías como las que muestra el oficialismo en el Senado.
Este oficialismo no se resigna a perder senadores y en las provincias más afectadas por el voto negativo se está dando rienda suelta a una catarata de dádivas, subsidios, prebendas y todo lo que se pueda imaginar, dentro de la teoría Gollán de la política: con platita se ablandan los espíritus... Y habría que agregar se viola la dignidad. ¿Los argentinos podrán dejarse seducir por ofertas que parecen los famosos espejitos de colores del tiempo de la conquista?
El país después del 14-D debe ser mejor al actual, por lo menos con las ganas que le puso el votante a la decisión de hacer de la dignidad un culto.
Ese votante puso en el tapete un montón de elementos que hacían un combo explosivo, cuyo primer estallido fueron precisamente las PASO. Los más de 115 mil muertos por COVID, los vacunados VIP, la vuelta de impresentables para intentar apuntalar el gabinete -los quilmeños sabemos mejor que nadie lo que representa Aníbal Fernández y los tucumanos, lo que implica Juan Manzur-, un presidente que parece habre cambiado las letras del cargo para convertirse en prescindente, una vice que sigue gobernando a su antojo, la inseguridad, la desocupación, el cambio abrupto de medidas que desconciertan, como la apertura casi total de todas las actividades -excepto la presencialidad en las universidades, que debería regresar ya mismo- todo eso hacen una olla a presión que debe hervir a la hora de que el ciudadano deposite su voto en la urna, en la oscuridad imaginada de un cuarto que lo pone frente al espejo de la conciencia.
Hoy el país está conmovido por el hecho ocurrido en Caseros, con un enfermo psiquiátrico que ha producido una masacre, con su propia vida, la de un rehén y con los riesgos que corren policías malheridos.
Habló el hermano del agresor fallecido y puso el acento en el tema narco, drogas, denuncias que no tuvieron eco, los favores de la política en la cobertura de un flagelo que en Rosario tiene epicentro pero que también se replica en el Conurbano. Un tema que debería, como la pobreza, ser un fundamental en los medios y en el gobierno que debe tomar el toro por las astas para que las cosas no se repitan con el dramatismo de hoy.
En fin, se acerca el 14-D, un día histórico para un país que debe definir su destino, es decir, si va camino a los malos ejemplos de países con autoritarios, pobrerío, etcétera o si infla el pecho y como el 12-S dice basta a los que con la bandera de defender a los pobres siguen enriqueciendo sus arcas.
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