FERNANDEZ, DE PRESIDENTE A MIILITANTE; MANZUR, DE GOBERNADOR A PRIMER MINISTRO

 Las PASO han tenido la oportunidad de cambiar la estructura política argentina. Porque, por ejemplo, el presidente Alberto Fernández dejó el cargo ejecutivo por antonomasia y decidió largarse a la militancia, como ocurrió esta mañana en Avellaneda.

Y quien llegó como jefe de gabinete, Juan Manzur, dejó la gobernación de la provincia de Tucumán para encarar una actividad que es superjecutiva, con una intensidad de trabajo que mueve y conmueve.

Al estilo Perón, Manzur llega muy temprano a Casa de Gobierno y desde las primeras horas del día desarrolla una actividad intensa, que se caracteriza por un gabinete heterogéneo, al que pretende mover con hiperactividad.

En la gobernación de Buenos Aires, también cambiaron las cosas. Porque el primer mandatario provincial se puso la camiseta del militante y hoy se lo pudo advertir en Quilmes, junto a la primera candidata a diputada nacional, Victoria Tolosa Paz y a la propia intendenta Mayra Mendoza, visitando obras en una escuela.

No olvidar que después del golpe de las PASO al oficialismo, y pasado el cimbronazo de lo inesperado, llegaron los cambios, a nivel nacional y provincial. Incluso el propio gobernador debió modificar su gabinete, cambiando el lugar de su hombre de confianza, el quilmeño Carlos Blanco por el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, decisión que no fue propia de Axel Kicillof sino de la jefa del gobierno, quien llamó al gobernador a su lugar en el mundo, el Calafate, para decirle que había decidido esos cambios.

A Blanco lo destinaron  a un premio consuelo, como ser jefe de asesores.

El objetivo del gobierno, de aquí al 14 de noviembre, o sea un seudo plan de alrededor de un mes y medio, apunta a recuperar terreno en el distrito, en la provincia y en la Nación. Todo lo que se hace o se anuncia tiene esa premisa, por más que se quiera disfrazar de otra manera.

Es lo que dijo descarnadadamente el candidato a diputado nacional, ex ministro de Salud provincia, Daniel Gollán, cuando ironizó que con platita en el bolsillo otro efecto hubiera sido la famoso foto del cumpleaños de la primera dama en Olivos.

Lo que Gollán no dijo o mejor dicho, ocultó, es que los 115 mil muertos por Covid, traducidos en piedras con nombre y apellido, que encierran el profundo dolor de un país, son personas que merecían otro trato. La resultante del vacunatorio VIP, la falta de vacunas, la mala conducción de la cuarentena, el shock económico, el encierro, etcétera, tuvo su epicentro en las PASO. 

Fue un alerta profundo para un gobierno que tuvo el tupé de responder en el nuevo responsable de la Seguridad nacional, el quilmeño Aníbal Fernández -ayer en el programa de Jorge Lanata, PPT, se mencionó que este es el cargo número VEINTIDOS del quilmeño en el Estado- que no habían perdido las PASO porque no competían con nadie. No parece ser esa la lectura del oficialismo, que desde aquel 12 de setiembre aceleró medidas populistas para tratar de ablandar la dureza de la gente que no lo votó o que no fue a votar. ¿Pensarán que el enojado va a cambiar su voto por una bicicleta, una heladera, una garrafa, un aumento del salario, una prebenda, un crédito blando, los Previaje para los jubilados, etcétera, etcétera... ?¿Acaso se supone que "la platita" seduce y agujerea la dignidad de los argentinos?

En fin, de aquí al histórico 14 de noviembre va a correr mucha agua bajo el puente, y eso se observa, se ve, se intuye en el cambio de roles de los que mandan, un presidente ahora militante y un gobernador ahora primer ministro...

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