ZAMBA DE MI ESPERANZA: LUIS PROFILI, AUTOR DE UNA OBRA MAESTRA

 La historia de Zamba de mi esperanza, una de las más hermosas zambas argentinas, tiene su lado emotivo y poco conocido, que vale la pena compartir.

El mendocino Luis Profili la registró con el seudónimo Luis Morales, y detrás del tema hay una serie de cuestiones que mueven y conmueven.

Porque Profili era maestro mayor de obras, no tenía antecedentes musicales o poéticos y sin embargo, una vez escribió en un papel la letra de una zamba que hoy es como el himno del género.

Cultivaba la vid y tenía en Mendoza hectáreas de viñedos. Conoció a una profesora de folklore y fue aprendiendo a bailar la zamba y a tocar en forma amateur algún instrumento como el bombo.

La relación con la profesora llevó a que un día le contara que escribía letras y en un determinado momento le acercó la letra de Zamba de mi esperanza. A la profe le encantó y le pidió que la interpretara. Luis le comentó que no sabía nada de música, y de a poco con los acordes de la zamba fueron gestando la obra musical. Y le recomendó que fuera a ver a un músico experimentado para perfeccionar el tema.

El músico mendocino, Félix Palorma, ayudó a Profili para ir construyendo los acordes musicales, pero nunca quiso participar como coautor ni tampoco cobrar un dinero por esta ayuda. Incluso le rechazó el regalo que le hacía de algunas hectáreas de hileras (las vides en fila). Palorma le dijo que la registrara, pero eso era imposible porque en esos tiempos a los autores los sometían a exámenes de música, cosa de la que Profili no sabía nada.

Alguna vez llegó a esas clases particulares de folklore que le daba la profe a Profili el cantor jujeño Jorge Cafrune. Profili le mostró sus viñedos y entre vino ym vino apareció la zamba.

Cafrune quedó encantado y le pidió que la registre. Profili quiso que el turco también participara como coautor, y Cafrune se negó. Y le dijo que la i ba a incorporar a su próximo disco. Fue registrada el 24 de abril de 1964 después de que Profili aprobara el examen musical de SADAIC, y el 16 de agosto de ese año aparecio en el disco de Cafrune, Emoción, canto y guitarra.

                                         Luis Profili 

La repercusión fue enorme; muchos artistas se decidieron  incorporarla a sus repertorios y el éxito fue total.

Pero también sufrió los embates de la dictadura de Videla-Massera-Agosti en 1976, y fue prohibida. Sin embargo Cafrune la cantó el 24 de enero de 1978 en Cosquín, a pedido del público, que respondió en forma maravillosa, incluso los militares no pudieron apagar los micrófonos en la plaza Próspero Molina para evitar males mayores.

Esa canción estaba prohibida y había orden de cerrar los micrófonos, pero la reacción del público fue tal que la censura no pudo hacer nada. El propio Cafrune habia dijo que esos temas prohibidos, Zamba de mi esperanza y El orejano, los cantaría si el público se lo reclamaba. Así fue. Cafrune advirtió que no estaba en el repertorio autorizado, pero que como se lo pedían la iba a cantar.

Lo cierto es que esto seguramente incidió para suponer que su muerte surgió de un atentado. Cafrune marchaba a caballo hacia Yapeyú para llevar un presente al general San Martín, a doscientes años del gran Capitán. Lo cierto es que el 31 de enero de 1978, el joven Héctor Diaz, al mando de un Rastrojero de contramano lo atropelló y Cafrune murió poco después. Se dijo que había sido un accidente pero todas las sospechas hicieron pensar en un atentado. El joven conductor fue demorado pero nunca fue imputado y quedó libre. Algunas versiones dicen que manejaba borracho.

La hija de Cafrune, Yamila, se recibió de abogada y alguna vez comentó que había elegido esa carrera para investigar la muerte de su padre. También dijo, después de investigar, que a su entender fue un accidente. Incluso reconoció que le hubiese gustado decir que fue asesinado por la dictadura militar, porque su padre molestaba. Sin embargo, vale reiterarlo, los resultados de su investigación le han hecho decir que fue un accidente.

(Info La luna tucumana).

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