A medida que se acercan las fechas de las elecciones, el 12 de setiembre las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias) y las generales el 14 de noviembre, sin duda crece lo que podría llamarse la gran batalla cultural que vive la Argentina.
Porque están en juegos principios y valores frente a la impunidad. La aparición de fotos del cumpleaños de la primera dama en Olivos, y ahora rematados por videos -se dice que hay más- que increíblemente acercó el oficialismo a través de uno de sus canales, El Destape, con el "periodista" Roberto Navarro y la propia Televisión Pública, incluso poniendo en jaque a la agencia oficial Telam, que con desparpajo emitió en su momento un cable en el que aseguraba que Fabiola Yáñez iba a celebrar su cumpleaños en forma virtual, ponen sobre el tapete lo que significa la puesta a prueba de la credibilidad de quienes deberían dar el ejemplo.
Siempre se ha dicho que el mejor ejemplo es Fray Ejemplo. Sin embargo, el ciudadano común no sale de su asombro todos los días cuando se muestran imágenes que hacen de la hipocresía un culto: haz lo que yo digo pero no lo que yo hago.
Junto este panorama, lo que mueve y conmueve es que no se sacuda el avispero con algún responsable que salga a la palestra para ponerse la mano en el corazón y pedir el consabido perdón con apenas dos palabras: ME EQUIVOQUE.
Al contrario, los que deberían dar el ejemplo redoblan la apuesta y siguen tomando al hombre común como un ingenuo.
De pronto se revuelan los dedos para acusar, llueven términos acusando a quienes hablan de sentido común de odiadores y jinetes de la bronca. No hay mejor defensa que un buen ataque, sostiene un principio histórico.
Desde los atriles se le pide al presidente que no se ponga nervioso y que haga lo que debe hacerse. También se lo reta como a un chico y se asegura que se necesitan varios períodos para convertir al país en lo que se pretende... cuando si se recurre al pasado son varios los años que esos que predican tuvieron y tienen oportunidad de desarrollar sus ideas.
En fin, no serán elecciones como las anteriores, más allá de que sean de medio término, legislativas. Se trata de conformar un Parlamento ecuánime y equilibrado, donde gobierne el sentido común, que no siempre es el más común de los sentidos.
Si las elecciones inclinan la balanza mucho más hacia un solo lado, el país que la Argentina merece estará jugando un destino que no será de grandeza sino de más confrontación, quizás para dar la razón a los que miran a Ezeiza como puerta de salida.
En síntesis, los ciudadanos tienen que asumir la gran responsabilidad que se les cruza en el camino, léase elecciones, y participar de esta gran batalla cultural que se avecina.
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