En la conferencia de prensa de hace unos minutos el ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens, anunció que en ocasión del partido de las eliminatorias para el mundial de Qatar en el Monumental entre las selecciones de Argentina y Bolivia se hará una prueba piloto en cuanto a la vuelta del público a los estadios.
Será con el aforo del 30 por ciento, dijo el ministro, quien agregó que en base a los resultados se verá si después ocurre lo mismo con los partidos de la Liga Profesional y de los certámenes de ascenso.
En la misma conferencia estuvo la ministra de Salud de la Nación, la doctora Carla Vizzotti, quien regresó de su viaje a Rusia. Sorprendió que no haya realizado el aislamiento como el que se exige a cualquier ciudadano que viene del exterior.
También generó suspicacias y polémicas el anuncio de la ministra de que en los primeros días de setiembre llegarán al país 580 mil dosis de vacunas Pfizer para chicos con comorbilidades de 12 a 17 años y que en los próximos meses, entre octubre y diciembre, lo harán 19 millones de dosis como estableció el contrato con ese Laboratorio. En realidad hay que mencionar que la propia ministro puso sobre el tapete, entre líneas, la ideogelización del tema vacunas, por haberse jugado con el labotario ruso por la Sputnik V y desdeñado al laboratorio norteamericano, vale repetirlo, por el hecho del origen nacional de las vacunas. Falló la estrategia pero, lo que es más lamentable, hubo muchas muertes que podrían haberse evitado.
Asimismo, la ministra respondió a una pregunta sobre la famosa foto del presidente festejando el cumpleaños de la primera dama en la residencia de Olivos. Y señaló que una cosa era la foto, otra la pelicula, y en ese sentido rescató la decisión del presidente de pedir perdón, y dio por terminado el asunto.
Curiosa explicación de la funcionaria, quien como ejemplo parece no ser demasiado porque, vale repetirlo, regresó de Rusia y no guardó el consabido aislamiento que se le pide a todo el que retorna al país.
Vale rematar lo dicho con esta reflexión: si el escritor José Ingenieros viviera seguramente tendría muchísimos párrafos de su obra consular, El hombre mediocre, para dedicar a varios de los que mandan en la actualidad.
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