LOS VENGADORES DE ALFARO Y EL ASCENSO DE 2003


 Por Eduardo Menescaldi

Quilmes tiene una larga lista de ascensos y descensos, fundamentalmente en los últimos cincuenta años y cada situación amerita un recuerdo.

Por eso, hoy, 5 de julio, vale mencionar que se cumplen 18 años del ascenso de 2003, con ese equipo que dirigía Gustavo Alfaro, hoy conductor de la selección de Ecuador y con futbolistas que fueron catalogados como Los Vengadores de Alfaro.

Quilmes jugaba finales con Argentinos Juniors: el primer partido en el Centenario lo ganó 1 a 0 con el gol de Agustín Alayes. La revancha fue en Caballito, donde el Bicho era el local. Había público de ambos y en el caso del Cervecero unas 13 mil personaban acompañaban al decano del fútbol argentino.

Como dato de color debe decirse que el partido estaba programado para las 15 pero los papelitos que se arrojaron al campo de juego, con un fuerte viento, determinaron que durante casi una hora con aspiradores se procuró sacarlos, pero volvían al campo de juego. O sea que empezó cerca de las 16.

El partido fue chato, discreto, con pocas situaciones, aunque faltando poco un palo salvó al arquero Elizaga por acción de Testa.

Después, cuando el árbitro Héctor Baldassi decretó el final (todavía se recuerda el grito a modo de plegaria del inolvidable relator Adrián Di Blasi, con aquello de que "por el amor de tu santa madre, terminalo Héctor") fue la gran fiesta, la caravana hasta Quilmes y todo lo que supone un anhelo que se repite cuando el club está en el ascenso. En esta primera Nacional, como no puede ser de otra manera, con lo que tiene apuesta nuevamente a volver a primera.

Aquel equipo lo integraban el arquero Elizaga, los defensores Raggio, De Sábato, Alayes, Gerlo, Saavedra, los volantes Braña, Aguilar, Benítez, y los delanteros Fernández, Abaurre y Cicogna (hijo de Héctor que también había vivido un ascenso en 1975).

Darío Cavacini lo cuenta en una excelente nota y esperamos ávidamente el libro del periodista Sebastián Kerle, donde seguramente este acontecimiento tendrá su anécdota, máxime teniendo en cuenta lo que rodeó ese ascenso.

Porque en 1994, Quilmes peleaba -como siempre- el ascenso, en este caso con Gimnasia de Jujuy, el poderoso equipo liderado por el técnico Francisco Ferraro.

Los jujeños parecían inalcanzables, más allá de que la campaña Cervecera era superlativa, pero siempre estaban un paso más adelante.

Cuando restaban pocas fechas, algunos allegados y/o dirigentes decidieron jugársela y apelaron a los designios de una bruja -Dora- para que con un maleficio afectara a los jujeños y Quilmes pudiera superarlos.

Así las cosas se pactó un dinero y se le pagó la mitad. Gimnasia de Jujuy, sorpresivamente, cayó en Pergamino ante Douglas Haig. Quilmes recibía a Morón en el viejo estadio de Guido y Sarmiento, pero en medio del partido, cuando el Cervecero ganaba, una bengala lastimó severamente al defensor del Gallito, Enrique Cuenca Zaldívar.

Se suspendió el cotejo, que se jugó días después, para lo cual Quilmes tuvo que trabajar intensamente para lograr que siguiera, cuando todo parecía indicar que se le quitarían puntos por el incidente.

La bruja quiso cobrar la mitad que le faltaba y los dirigentes quilmeños se le rieron en la cara. Lo que motivó que la bruja lanzara un maleficio a Quilmes, asegurando que por trece años no iban a poder ascender.

Quilmes perdió finalmente el partido con Morón, incluso Lalo Colombo malogró un penal.

De ahí en más hubo una profunda herida en el Decano, que fue perdiendo finales a rolete, y la posibilidad del ascenso se iba dilatando año tras año (hubo finales resignadas con Huracán, Bánfield, dos veces con Belgrano de Córdoba...)

Así las cosas un allegado Cervecero se fue a Chascomús, de donde era oriunda la bruja, para saldar la deuda y ahí se enteró de que había fallecido. Por lo que llevó flores a la tumba, le pagó al hijo de la bruja lo que debía y le aseguró que si se rompía el maleficio le iba a poner el nombre de Dora a su hija (al menos así lo cuenta Gavacini).

                                                               Gustavo Alfaro


   
Lo cierto es que desde ese momento el equipo de Gustavo Alfaro emprendió una senda victoriosa, que se cristalizó en las finales con Argentinos Juniors y el ascenso del 5 de julio de 2003.

Vale recordar que este equipo de Alfaro tuvo momentos de profunda crisis y después de una dolorosa derrota en el Centenario 3 a 0 con San Martín de San Juan, muchísimos pedían la salida del técnico.

El entonces vicepresidente del club, doctor García y este periodista, desde el diario El Sol, defendimos a Alfaro, entendiendo que estaba convencido de que podía ascender a Quilmes, porque siempre decía que la lucha que no se gana es la que se abandona.

Así fue con este glorioso final e incluso una gran campaña en la vu,elta a primera división con 60 puntos, que permitieron que el Decano juegue por segunda vez una Copa Libertadores de América.


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