La divulgación pública del mail que la asesora presidencial Cecilia Nicolini (foto) envió a Anatoly Braverman, hombre de confianza de Krill Cmijtriev, CEO de la Fundación Rusa de Inversión Directa (RDIF por sus siglas en inglés) -mérito del eximio periodista de La Nación, Carlos Pagni- muestra la bronca de la funcionaria porque el país prácticamente se jugó por la vacuna rusa Sputnik, incluso le dio trascendencia mundial pero existe preocupación porque no se ha cumplido el acuerdo en cuanto al envío de las segundas dosis en las cantidades previstas.
En el mail, que data del 7 de julio, se habla de cuestiones geopolíticas para alentar a esta vacuna rusa, con prioridad a otras, y se dice que no se había cumplido el acta acuerdo firmada entre nuestro país y Rusia.
Así las cosas, la realidad que es la única verdad, muestra la enorme preocupación de miles de argentinos que recibieron la primera dosis de esta vacuna y que tienen a la segunda dosis en espera, con los tiempos vencidos en cuanto a la fecha de aplicación de la primera y la que debía ser la segunda.
La funcionaria, asimismo, le pedía a los rusos que enviaran un millón de dosis para la fecha de la Independencia, 9 de Julio. Como una manera de asociar el festejo a la campaña vacunatoria. No fue así, la remesa llegó por la mitad varios días después.
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