En política exterior la Argentina tiene una política zigzagueante, que mueve y conmueve. El caso Nicaragua es una prueba elocuente del desconcierto que produce el gobierno en política exterior.
Así pocas horas después de decidir la abstención en el caso de Nicaragua por flamante violación de los derechos humanos -este fue el comunicado en cuanto al informe de la OEA repudiando la política del gobierno del matrimonio Ortega-Murillo- ahora la Argentina cambió la decisión y dispuso retirar a su embajador en ese país, Daniel Capitanich (hermano del gobernador del Chaco, Coqui Capitanich).
El oficialismo tiene una política errática en materia exterior, que generalmente se pone en línea con países donde los derechos humanos brillan por su ausencia (ejemplos Rusia, Irán, Cuba, Venezuela...) pero el caso Nicaragua es tan flagrante que motivo que después de conversar con México -que también se había abstenido- se acordó retirar los embajadores.
De todas maneras, solo se limitó la Argentina a convocar al embajador pero no adhirió a la declaración de la ONU repudiando la violación de los derechos humanos en ese país.
Comentarios