A 55 AÑOS DEL DERROCAMIENTO DEL PRESIDENTE ARTURO ILLIA


 Fue el martes 28 de junio de 1966. Gobernaba el presidente radical Arturo Umberto Illia y un golpe militar, encabezado por el general Juan Carlos Onganía, lo echaba del poder para instaurar lo que se dio en llamar la revolución argentina.

El mentor de ese golpe, el doctor Roberto Roth, lo plasmó en un libro publicado meses después bajo el ostentoso título El país que quedó atrás.

El golpe fue apoyado por un sector de la prensa, que se encargó de ridiculizar al presidente -lo llamaban tortuga porque entendían que gobernaba con demasiada lentitud- pero la realidad, que es la única verdad, determinó que fue la única vez que se disolvió el cuerpo de taquígrafos de la Nación, prestigiosa institución que reúne a los trabajadores que con el lápiz, la lapicera o la birome se encargan de transcribir a la velocidad del habla, con rasgos, las palabras que se vuelcan en los recintos legislativos (también en las comisiones).

El doctor Illia había llegado al poder en 1963 -elecciones del 7 de julio de ese año- el 12 de octubre, en un tiempo en que el peronismo estaba proscripto.

Esa debilidad con que inició su labor gubernamental fue el caldo de cultivo para que sectores de poder comenzaran a bombardear su gestión. Sobre todo intereses que se vieron afectados por la política del presidente radical, entre ellos los laboratorios y el sector farmaceútico afectado por la ley de Medicamentos.

Illia era un republicano por excelencia, que con su austeridad y su honestidad política sorprendía a propios y extraños. Solo baste incursionar en el archivo de la historia para conocer el inventario al llegar al gobierno y al ser echado.

Illia se encargó de decir al entonces coronel César Perlinger, que comandaba el regimientro de granaderos y que fue a informarle que era derrocado, que la historia se iba a acordar de ese momento y que él se iba a encargar de arrepentirse de lo que hacía.

Así fue, porque diez años después Perlinger le envió una carta y le expresaba su reconocimiento a esas palabras premonitorias del presidente, y le pedía el correspondiente perdón por lo que había hecho, y por el daño que le hacía a la República.

Ese 28 de junio los militares ocuparon las instituciones democráticas. El Congreso fue disueldo y fue designado interventor el coronel Felipe Gerardo José Mazzini, quien se encargó de destruir muchos archivos del Congreso, los diarios de sesiones, etcétera.

La obra teatral Don Arturo, de Eduardo Rovner, se encargo de contar los últimos días del presidente Illia, con la enorme actuación del actor Luis Brandoni.

Arturo Umberto Illia falleció en 1983 y dejó como legado su honestidad a toda prueba. Un médico nacido en Pergamino, educado en Cruz del Eje, que nunca se dejó llevar por la seducción del poder y que derrocado volvió a su actividad privada, con sencillez, austeridad y dando un ejemplo que hoy a 55 años de su derrocamiento continúa constituyendo un faro de luz para las generaciones que nos gobiernan.

PD: "Me fui de casa de gobierno con lo mismo que traje: mi maletín, mis zapatos y mi traje" dijo al ser derrocado. !Qué tal...!!!

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